En junio de este año, los arqueólogos griegos anunciaron un descubrimiento sorprendente: una antigua ciudad submarina en el golfo de Alykanas en Zakynthos, Grecia. Según el Departamento de Antigüedades Subacuáticas, el descubrimiento incluía enormes edificios públicos y otras antigüedades. Sin embargo, en un extraño giro, un nuevo estudio afirma que los “artefactos” no son restos de una ciudad antigua en absoluto, sino simplemente un fenómeno natural.
El descubrimiento inicial se produjo durante una prospección submarina realizada en la costa de Zante por el Departamento de Antigüedades Subacuáticas, a una profundidad de entre 2 y 6 metros. Según los informes de la época, el yacimiento de 12 hectáreas contiene “pavimentos de adoquines visibles, bases para pilares y otros materiales de construcción esparcidos por todas partes”. De particular importancia fueron las 20 bases de pilares de piedra, todas ellas con una “incisión de 34 cm de diámetro”, que probablemente estaban destinadas a columnas de madera.
Las observaciones preliminares permitieron concluir que los restos pertenecían a un gran edificio público antiguo, probablemente perteneciente a un importante asentamiento en el puerto de la antigua ciudad. Se informó que “el tamaño del edificio refleja la existencia de un importante asentamiento antiguo en el área de Alikanas”.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado por el Dr. Michael Stamatakis, la arqueóloga Magdalene Athanasoula y el experto técnico Petros Tsampourakis, indicó que las “bases de pilares” redondas son en realidad el resultado de un raro fenómeno geológico que tuvo lugar hace al menos 5.000 años.
Las pruebas químicas y mineralógicas mostraron niveles elevados de carbonatos de magnesio, calcio y hierro, que suelen encontrarse alrededor de los respiraderos en depósitos sueltos de aluminosilicato. Sin embargo, no hay evidencia de que un fenómeno geológico similar ocurra en otro lugar.
El vicealcalde de Zakynthos, Akis Ladikos, mencionó que este fenómeno es único en el mundo, por lo que los científicos deben realizar más pruebas para proporcionar más detalles.
¿Qué podemos hacer entonces con este nuevo anuncio? ¿Debemos descartar la posibilidad de que los hallazgos pertenezcan a una ciudad antigua basándose en un estudio que puede o no haber estado motivado por otros intereses? ¿Podría ser que el último estudio fuera correcto y que el anuncio inicial fuera simplemente una cuestión de “ilusiones” por parte del Departamento de Antigüedades Subacuáticas?
De todas formas, si se confirma que los resultados del nuevo estudio son correctos, el descubrimiento no perderá importancia: el foco de intenso interés pasará de los arqueólogos a los geólogos y entonces serán los científicos los que tendrán que descubrir cómo se creó este fenómeno único.