Un niño de 7 años que lucha contra un tumor cerebral maligno ha dado a conocer su último deseo: quiere llamar a su héroe, Marc Márquez. Pero lo que hizo Marc Márquez fue más que una simple llamada telefónica; ¡Era algo mucho más grande, y tanto el hospital como su familia estaban atónitos! Lea más en los comentarios👇👇
En una pequeña habitación de hospital llena del zumbido del equipo médico, un valiente niño de 7 años llamado Minh lucha contra un tumor cerebral maligno. Diagnosticado hace solo unos meses, la condición de Minh ha sido un viaje desgarrador para su familia, que ha visto a su hijo vibrante y obsesionado con la motocicleta enfrentando al inimaginable con coraje. A pesar del pronóstico sombrío, el espíritu de Minh sigue siendo inútil, alimentado por su admiración por la leyenda de MotoGP Marc Márquez. Su último deseo, compartido en un momento tranquilo con su madre, fue simple pero profundo: hablar con su héroe, Márquez, el ocho veces campeón mundial conocido por su intrépido estilo de carreras y su espíritu indomable.
El amor de Minh por Márquez comenzó cuando tenía solo cuatro años, viendo carreras en un pequeño televisor en su modesto hogar en Vietnam. El niño imitaría la firma de Márquez inclinarse en las esquinas, usando una motocicleta de juguete para correr alrededor de la sala de estar. Incluso a medida que avanzaba su enfermedad, la pasión de Minh por MotoGP nunca vaciló. Su familia, desesperada por traerle alegría, contactó a una organización benéfica local que conecta a los niños con enfermedades críticas con sus ídolos. La solicitud fue enviada al equipo de Márquez, y lo que sucedió después fue extraordinario.

Márquez, que se estaba preparando para la temporada 2025 MotoGP con su nuevo equipo de Ducati, recibió la historia de Minh durante un descanso del entrenamiento. Conocido por su ventaja competitiva y su implacable determinación en la pista, Márquez también ha construido una reputación por su compasión. En lugar de conformarse con una llamada telefónica, como Minh había solicitado humildemente, Márquez decidió hacer algo mucho mayor. Organizó visitar a Minh en persona en el hospital de Hanoi, una decisión que dejaría una marca indeleble en todos los involucrados.
El día de la visita de Márquez fue de anticipación tranquila. A la familia de Minh se le había dicho solo que se acercaba una “sorpresa”, ya que el personal del hospital trabajaba para mantener la visita en secreto. Cuando Márquez entró en la habitación de Minh, vestía con sus recipientes de carreras y llevaba un casco firmado, la cara del niño se iluminó con una alegría que trascendía su dolor. Sus padres, superados por la emoción, observaron cómo los ojos de su hijo brillaban por primera vez en semanas. Márquez se sentó junto a la cama de Minh, compartiendo historias de su carrera en las carreras, desde sus atrevidos adelantos hasta su recuperación de lesiones que amenazan la carrera. Habló con Minh, no como paciente, sino como compañero corredor, preguntando sobre su motocicleta de juguete y prometiendo dedicarle su próxima carrera.
Pero el gesto de Márquez no se detuvo allí. Había coordinado con su equipo y patrocinadores para proporcionar a la familia de Minh apoyo financiero para su tratamiento continuo, incluido el acceso a terapias experimentales en el extranjero que podrían extender su vida. Además, Márquez le regaló a Minh una réplica en miniatura hecha a medida de su bicicleta Ducati, completa con el número 93, el favorito de Minh. El personal del hospital, acostumbrado a la rutina tranquila de su barrio, se conmovió visiblemente, con enfermeras que se detuvieron para eliminar las lágrimas mientras fueron testigos de la interacción. El director del hospital luego comentó que la visita de Márquez trajo una ola de esperanza a toda la unidad de oncología pediátrica, inspirando tanto a los pacientes como al personal.
La madre de Minh, Linh, describió el momento como “un milagro en sí mismo”. Ella compartió cómo la presencia de Márquez le dio a Minh una renovada sensación de fuerza, como si la resiliencia del campeón hubiera transferido de alguna manera a su hijo. “Marc no solo hizo realidad el deseo de mi hijo”, dijo, su voz temblando. “Nos dio esperanza cuando pensamos que no quedaba nada”. La familia, que había estado lidiando con las crecientes facturas médicas y el agotamiento emocional, encontró consuelo en la amabilidad de Márquez, que se extendía más allá de la visita. Prometió mantenerse en contacto, enviando mensajes de video regulares de Minh para animarlo durante sus tratamientos.
Desde entonces, la historia de Minh y Márquez se ha extendido por las redes sociales, con fanáticos y entusiastas de MotoGP elogiando la humildad y el corazón del corredor. Las publicaciones en X capturaron el sentimiento, con un usuario escribiendo: “Marc Márquez demuestra que es un campeón en todos los sentidos de la palabra”. La visita también ha provocado discusiones sobre el poder de la compasión y el impacto de los pequeños gestos frente a los mayores desafíos de la vida. Para Minh, el encuentro fue más que un sueño cumplido; Fue un recordatorio de que los héroes existen tanto dentro como fuera de la pista.
Mientras Márquez se prepara para su próxima carrera, lleva el espíritu de Minh con él, un recordatorio de por qué corre, no solo por títulos, sino por momentos que inspiran y elevan. Minh también continúa su pelea, reforzada por el recuerdo de la visita de su héroe y el amor de una comunidad que se niega a renunciar a él.