El hallazgo de un cráneo de 1,8 millones de años de antigüedad de un ancestro humano hallado en un pueblo medieval de Georgia es un ejemplo dramático de evolución temprana y muestra que nuestro árbol ancestral tiene menos ramas de lo que algunos creen, dicen los investigadores.

El fósil es el cráneo prehumano más completo descubierto hasta ahora. Junto con otros restos parciales encontrados anteriormente en el yacimiento rural, proporciona a los investigadores la evidencia más temprana de que los ancestros humanos salieron de África y se extendieron hacia el norte, al resto del mundo, según un estudio publicado en la revista Science.

El cráneo y otros restos ofrecen una visión de una población de prehumanos de distintos tamaños que vivieron al mismo tiempo, algo que los científicos no habían visto antes en una era tan antigua. Esta diversidad refuerza una de las dos teorías en pugna sobre la forma en que evolucionaron nuestros primeros antepasados, extendiéndose más como un árbol que como un arbusto.

Casi todos los descubrimientos anteriores de prehumanos han sido huesos fragmentados, dispersos en el tiempo y en diferentes lugares, como un puñado de tuits aleatorios sobre nuestra historia evolutiva. Los hallazgos de Dmanisi son más completos y tejen una historia más breve. Antes de que se encontrara el sitio, se estimaba que el movimiento desde África se produjo hace aproximadamente un millón de años.

Al examinar el cráneo junto con los hallazgos georgianos anteriores, “se ve que esta inmigración especial desde África ocurrió mucho antes de lo que pensábamos y que fue un grupo mucho más primitivo”, afirmó el autor principal del estudio, David Lordkipanidze, director del Museo Nacional de Georgia. “Esto es importante para comprender la evolución humana”.

Durante años, algunos científicos han dicho que los humanos evolucionaron a partir de sólo una o dos especies, de forma muy similar a como un árbol se ramifica a partir de un tronco, mientras que otros dicen que el proceso fue más parecido a un arbusto con varios vástagos que no condujeron a ninguna parte.

Incluso los científicos que favorecen la naturaleza afirman que estos hallazgos muestran una única especie hace casi dos millones de años en el sitio de la ex república soviética, pero no están de acuerdo en que se pueda llegar a la misma conclusión de los huesos encontrados en otros lugares, como África.

Sin embargo, Lordkipanidze y sus colegas señalan que los cráneos encontrados en Georgia son de distintos tamaños, pero se considera que pertenecen a la misma especie. Por lo tanto, razonan, es probable que los diversos cráneos encontrados en diferentes lugares y épocas de África no sean de especies diferentes, sino variaciones de una misma especie.

Para ver cómo puede variar una especie, basta con mirarse al espejo, dijeron.

“Danny DeVito, Michael Jordan y Shaquille O’Neal son de la misma especie”, dijo Lordkipanidze.

El cráneo de un macho adulto encontrado no pertenecía a nuestra especie, el Homo sapiens, sino a una especie ancestral (del mismo género o clase llamada Homo) que dio origen a los humanos modernos. Los científicos afirman que es probable que la población de Dmanisi sea una parte temprana de nuestra especie ancestral primaria y longeva, el Homo erectus.

Tim White, de la Universidad de California en Berkeley, no participó en el estudio, pero lo elogió como “la primera buena evidencia de cómo eran estos homínidos en expansión y qué estaban haciendo”.

Fred Spoor, del Instituto Max Planck de Alemania, un competidor y defensor de un árbol genealógico con muchas especies, no estuvo de acuerdo con la conclusión general del estudio, pero elogió el descubrimiento del cráneo de Georgia como crítico e incluso hermoso.

“Realmente muestra el proceso de evolución en acción”, dijo.

Spoor dijo que parece haber capturado un punto crucial en el proceso evolutivo donde nuestros ancestros hicieron la transición del Homo habilis al Homo erectus, aunque los autores del estudio dijeron que esa descripción va un poco demasiado lejos.

Los investigadores encontraron la primera parte del cráneo, una mandíbula de gran tamaño, debajo de una fortaleza medieval en el año 2000. Cinco años después, el día del 42 cumpleaños de Lordkipanidze, desenterraron el cráneo bien conservado, lo extrajeron con cuidado, lo colocaron en una caja forrada de tela y descorcharon champán. Combinaba perfectamente con la mandíbula.

Probablemente se separaron cuando nuestro antepasado perdió una pelea con un carnívoro hambriento, que le destrozó el cráneo y los huesos de la mandíbula, dijo Lordkipanidze.

El cráneo pertenecía a un hombre adulto de poco menos de 1,5 metros de altura, con una mandíbula enorme y dientes grandes, pero un cerebro pequeño, lo que implica una capacidad de pensamiento limitada, dijo la coautora del estudio Marcia Ponce de León, de la Universidad de Zúrich. También parece ser el punto en el que las piernas se están alargando, para caminar erguido, y las caderas se están haciendo más pequeñas, dijo.

“Esta es una extraña combinación de características que no conocíamos antes en el Homo primitivo”, dijo Ponce de León.