El ambiente en Manchester se encuentra envuelto en una nube de tensión tras los últimos acontecimientos relacionados con Rodri, el mediocampista considerado durante mucho tiempo como uno de los pilares fundamentales del Manchester City. La decisión de Pep Guardiola de dejarlo fuera de los planes principales sorprendió tanto a la afición como a los analistas, ya que el jugador había sido visto como una pieza clave en los éxitos recientes del club. La noticia no tardó en generar reacciones inmediatas, especialmente porque Rodri decidió manifestar públicamente su disposición a escuchar una posible propuesta del Athletic de Bilbao, club con el que mantiene un vínculo emocional por su origen y raíces.

Lo que parecía ser simplemente un desacuerdo deportivo se convirtió rápidamente en un verdadero terremoto mediático cuando se supo que el Manchester City había establecido un precio de traspaso considerado completamente desorbitado. La cifra, aún no confirmada oficialmente pero filtrada a la prensa inglesa, superaría con creces las expectativas de mercado y ha dejado al propio Rodri sorprendido. Para muchos observadores, esta estrategia refleja la voluntad del club de dificultar cualquier intento de salida, más que una valoración real de su rendimiento. Esta postura ha añadido más combustible al fuego y ha alimentado la percepción de que el City busca retenerlo a toda costa, aun en contra de sus deseos.

La reacción del jugador no se hizo esperar. Según fuentes cercanas a su entorno, Rodri se siente frustrado y desilusionado por el trato recibido. Después de años de entrega absoluta y de haber sido una pieza clave en la consecución de títulos importantes, no esperaba encontrarse en una situación en la que sus aspiraciones personales fueran ignoradas. Algunos rumores apuntan a que podría adoptar una posición de fuerza, incluso llegando a rebelarse contra la directiva para forzar su salida. En un fútbol moderno donde los jugadores tienen cada vez más poder de negociación, este tipo de escenarios se repiten con frecuencia, y el caso de Rodri podría convertirse en un ejemplo más de conflicto abierto entre una estrella y su club.

En Bilbao, mientras tanto, la posibilidad de contar con un jugador de la talla de Rodri ha despertado entusiasmo entre la afición. Aunque la operación parece complicada debido al precio exigido por el Manchester City, los seguidores del Athletic sueñan con el regreso de un futbolista capaz de aportar jerarquía y experiencia a un proyecto que busca consolidarse tanto en la Liga como en Europa. Los medios locales destacan que, más allá de lo económico, el simple gesto de Rodri de mostrar apertura hacia el club vasco ya ha generado un sentimiento de orgullo y pertenencia entre los aficionados.
Por su parte, Pep Guardiola ha optado por mantener la calma en sus declaraciones públicas, evitando entrar en confrontaciones directas. No obstante, su decisión de apartar a Rodri deja entrever un distanciamiento que podría ser difícil de revertir. La situación coloca al Manchester City en una encrucijada: o aceptar negociar con un precio más realista o arriesgarse a mantener en su plantilla a un jugador descontento, lo que siempre afecta al rendimiento colectivo. Sea cual sea el desenlace, este episodio demuestra una vez más que el fútbol no solo se juega en el campo, sino también en los despachos y en el terreno de las emociones, donde las lealtades, el dinero y las ambiciones personales se enfrentan de manera inevitable.