En un año marcado por cambios radicales en tecnología, economía y cultura, la revista Time ha designado a Elon Musk “Persona del año”, citando su enorme impacto en los sectores y las culturas, así como su capacidad incomparable para dar forma al futuro con cada tweet, lanzamiento o presentación de un producto.

El anuncio fue demasiado sorprendente para los observadores del Musk Empire, que ahora incluye a Tesla, SpaceX, Neuralblock, Xai y The Bore Company. Sin embargo, el Comité de Tiempo del Tiempo ha enmarcado la decisión no solo en torno a la magia tecnológica de Musk, sino también a su condición de icococlast cultural, un disruptor cuyo impacto resulta mucho más allá de las salas de reuniones y las plataformas de lanzamiento.
La cartera de Musk para 2025 parece una novela de ciencia ficción. Su Tesla Semi está remodelando el transporte de carga en América del Norte, mientras que Cybertruck ha encontrado una sorprendente segunda vida en las comunidades agrícolas rurales. Al mismo tiempo, la última versión de Starship, completa con chef robótico, hace que los astronautas sueñen con que las comidas gourmet sueñen en Marte.
Mientras tanto, la respuesta de Musk al tema de la inteligencia artificial ha llevado a la integración de los productos Tesla y los sistemas SpaceX, ofreciendo un vistazo a un futuro en el que los automóviles y los cohetes no solo serán autónomos, sino también socios estratégicos.
El jefe de la hora del tiempo escribió:
Elon Musk no es simplemente construyendo productos. Está planeando nuevos ecosistemas: en la Tierra, en órbita y potencialmente en Marte.
El supuesto Modelo S de Tesla de Musk, equipado con integración de redes neuronales y conectividad Starlink, ya ha sido aclamada como un potencial “asesino de iPhone”. Aunque todavía está en la fase prototipo, los expertos en tecnología lo han llamado una de las amenazas más disruptivas para Apple y Google en los últimos diez años.
Esta audacia al cuestionar a los gigantes pasados en cada campo en el que opera es una característica distintiva del método de almizcle. Ya se trate de vehículos eléctricos, aeroespaciales, telecomunicaciones o inteligencia artificial, juega a favor de la victoria, y a menudo lo hace.
Aunque las opiniones de Musk son desagradables, su personalidad sigue siendo polarizante. Es idolado y criticado, a veces por la misma razón. Su uso frecuente y a veces irregular de X (ex Twitter) ha atraído las críticas, especialmente en el contexto de comentarios políticos controvertidos y decisiones comerciales.
Sin embargo, sus críticos también admiten que un solo individuo ejerce más influencia en la dirección de la tecnología moderna. Ya sea que esté influyendo en los mercados de criptomonedas con un meme o satélites de lanzamiento que alteren la cobertura de inversión global, Musk mueve los mercados, los medios y las misiones.
Quizás el más futurista de los proyectos de Musk es Neuralk, quien en 2025 alcanzó un objetivo importante, liderando con éxito experimentos humanos con interfaces cerebrales de Macchina. Las implicaciones son impresionantes: desde ayudar a los paralizados a caminar nuevamente hasta la posibilidad de comunicarse directamente entre el cerebro y el dispositivo.
El artículo de Time Cover subraya este resultado como “el comienzo de la interfaz de la humanidad con la inteligencia artificial”, lo que lo llama uno de los desarrollos tecnológicos más profundos de la historia reciente.
Uno de los avances más fantásticos de Musk, una ciudad flotante llamada Aether, suspendida a 3.000 metros sobre el suelo gracias a las turbinas Tesla y los motores SpaceX, ya ha lanzado mil planetas. Ya sea que Aether se materialice o no, el concepto refleja qué tiempo llama “la imaginación ilimitada de almizcle”.
El éxito de la nave estelar es más concreto, ahora un actor clave en las ambiciones espaciales de la NASA y en la exploración privada de Marte. Su chef robótico, campañas sociales virales y arquitectura reutilizable lo han convertido en una actividad como los medios como científicos.
Con una fortuna que osciló entre 200 y 300 mil millones de dólares y una reputación que oscila entre la geografía visionaria y la era del caos, Elon Musk surgió como la cara de la innovación del siglo XXI. El reconocimiento de Time confirma lo que ya podría sospechar: esta es la era de Musk.
Se define de muchas maneras: un molesto, un provocador, un genio, incluso un villano, pero sobre todo es un individuo incapaz. Su visión abarca cada área de la vida moderna, desde cómo guiamos, hablamos, pensamos, cómo podríamos vivir la vida cotidiana en otros lugares.
Ahora, con el sello de oro del tiempo, Elon Musk no solo construye el futuro: fue oficialmente coronado como su arquitecto.