πŸš¨πŸš¨πŸš¨ππ‘π„π€πŠπˆππ† : Scheidsrechter Michael Oliver wordt momenteel officieel door de UEFA onderzocht na de wedstrijd PSG – BARΓ‡A, toen hij weigerde een tweede gele kaart te geven aan Nuno Mendes en een doelpunt goedkeurde terwijl Ramos in de 90e minuut duidelijk buitenspel stond. Trainer Hansi Flick barstte uit tegenover de media: “DIT IS EEN DUIDELIJKE VORDELING VOOR PSG en een constante druk die de hele wedstrijd op ons werd uitgeoefend. De scheidsrechter MOET VERANTWOORDELIJKHEID NEMEN en een einde maken aan dit soort onrechtvaardigheden.”

Barcelona, 3 de octubre de 2025 – La UEFA ha confirmado esta mañana que el árbitro inglés Michael Oliver se encuentra bajo investigación oficial por su actuación en el polémico encuentro de la fase de liga de la UEFA Champions League 2025/26 entre el FC Barcelona y el Paris Saint-Germain (PSG), disputado el pasado miércoles en el Estadi Olímpic Lluís Companys. El partido, que terminó con una derrota culé por 1-2 en el tiempo añadido, ha desatado una tormenta de críticas por decisiones arbitrales que, según el club blaugrana y su afición, incluyeron un claro favoritismo hacia el conjunto parisino. Entre los incidentes más controvertidos: la omisión de una segunda tarjeta amarilla al lateral portugués Nuno Mendes por una falta sobre Lamine Yamal, y la validación del gol decisivo de Gonçalo Ramos en el minuto 90, pese a lo que muchos perciben como una posición adelantada evidente del delantero.

El encuentro, correspondiente a la segunda jornada de la fase de liga, prometía ser un duelo de alto voltaje entre dos de los gigantes europeos. El Barcelona, dirigido por Hansi Flick, llegaba invicto en la temporada y con una racha goleadora histórica de 45 partidos consecutivos anotando en competiciones oficiales. Por su parte, el PSG de Luis Enrique, vigente campeón de la Champions, afrontaba el partido mermado por las ausencias de estrellas como Ousmane Dembélé, Désiré Doué y Khvicha Kvaratskhelia, pero con un plantel profundo respaldado por el poderío económico qatarí.

 

Desde el pitido inicial, el dominio culé fue evidente. En el minuto 19, un magnífico pase de Marcus Rashford –cedido por el Manchester United– dejó solo a Ferran Torres, quien definió con frialdad ante el portero Lucas Chevalier para poner el 1-0. El Estadi Olímpic rugió, y el equipo de Flick parecía encaminado a una victoria cómoda. Sin embargo, el PSG respondió con garra en la recta final del primer tiempo. En el 38′, una jugada iniciada por Nuno Mendes culminó con el empate de Senny Mayulu, un joven talento parisino que remató a puerta vacía tras un centro preciso del lateral luso.

La segunda mitad fue un carrusel de emociones, pero también de frustración para los locales. El Barcelona presionó con insistencia, pero las jugadas clave se vieron empañadas por el arbitraje de Oliver, un colegiado con un historial controvertido en Europa. Recordado por el penalti polémico a favor del Real Madrid en los cuartos de final de la Champions 2018 contra la Juventus, Oliver acumula un saldo negativo con el Barça: de cuatro partidos previos, los culés solo ganaron uno. En esta ocasión, su designación ya generaba sospechas antes del partido, con aficionados en redes sociales alertando sobre posibles “crímenes legendarios” del inglés.

 

El punto de inflexión llegó en el minuto 61. Lamine Yamal, la joya de 17 años del Barcelona, se perfilaba para disparar desde la frontal del área tras un slalom endiablado. Nuno Mendes, ya amonestado en el 44′ por una falta sobre el mismo Yamal, derribó al canterano con una entrada imprudente y clara. El VAR, operado por el australiano Jarred Gillett, no intervino –como no podía en casos de segundas amarillas–, y Oliver optó por un simple saque de falta directa, permitiendo que Mendes permaneciera en el campo. “Esa era la roja clara que habría cambiado todo”, se escuchaba en los corrillos del estadio. Sin Mendes, el PSG habría jugado en inferioridad numérica durante 30 minutos, y el ímpetu blaugrana podría haber sido letal.

Flick, conocido por su temple germánico, no pudo contener su ira en el banquillo. Gestos de incredulidad y protestas airadas marcaron el resto del partido. El clímax llegó en el 90′, cuando Achraf Hakimi desbordó por la derecha y asistió a Gonçalo Ramos, quien marcó el 1-2 con un derechazo cruzado. El semiautomático offside de la UEFA tardó en revisar la jugada, y finalmente la validó por “unos pocos centímetros”. Sin embargo, repeticiones en alta definición mostraron a Ramos en posición sospechosa, con el pie adelantado respecto a la línea defensiva culé. “Un robo descarado”, clamaban los comentaristas de TV3 y los aficionados en redes como X (antes Twitter), donde el hashtag #RoboAlBarça se convirtió en tendencia mundial en cuestión de minutos.

 

Tras el pitido final, el entrenador bávaro estalló en la rueda de prensa. “Está claramente manifestado un favoritismo evidente hacia el PSG y una presión constante sobre nuestro equipo durante todo el partido”, declaró Flick, elevando la voz por primera vez en su etapa culé. “El árbitro debe asumir toda su responsabilidad y que no se repitan injusticias como esta. Jugamos bien, creamos ocasiones, pero estas decisiones nos robaron el partido. No es excusa, pero duele ver cómo el fútbol se ve mancillado por errores tan groseros”. Sus palabras, pronunciadas con el rostro enrojecido, resonaron en el mundo del fútbol y aceleraron la respuesta de la UEFA.

Esta misma mañana, la entidad rectora del fútbol europeo emitió un comunicado confirmando la apertura de una investigación interna sobre Oliver. Fuentes cercanas a Nyon indican que se analizarán las grabaciones del VAR, los informes de los asistentes y las declaraciones de los implicados. No es la primera vez que la UEFA escudriña a un árbitro en plena temporada: el año pasado, un caso similar con el italiano Daniele Orsato llevó a una suspensión temporal. En el entorno del Barça, se habla ya de una posible reclamación formal para repetir el partido, aunque las normas de la competición lo hacen improbable.

 

La afición culé, aún dolida por la derrota –la primera oficial de la temporada–, no ha tardado en movilizarse. En X, publicaciones como la de @PrimeblaugranaX acumulan miles de interacciones: “La UEFA sabía exactamente lo que hacía al designar a Michael Oliver. Uno de los favoritos del madridismo por sus crímenes legendarios”. Otros usuarios, como @Hyli4n0, van más allá: “El partido se acabó cuando no expulsó a Nuno Mendes. Al-Khelaïfi metido en la UEFA. No hay más que decir”. La mención al presidente del PSG, Nasser Al-Khelaïfi –miembro influyente del Comité Ejecutivo de la UEFA–, aviva teorías conspirativas sobre el “poder qatarí” en el fútbol europeo.

Desde el PSG, en cambio, reinan la euforia y la defensa. Luis Enrique, exentrenador blaugrana, elogió la resiliencia de su equipo: “Merecíamos ganar por nuestra garra, pese a las bajas. El fútbol premia a los que luchan hasta el final”. Nuno Mendes, héroe involuntario de la polémica, se limitó a celebrar en redes: “Incluso con lesiones, mostramos nuestro mejor nivel”. Pero en París, algunos analistas admiten que la suerte arbitral jugó un rol clave.

Para el Barcelona, esta derrota no es solo un tropiezo en la tabla –sigue segundo en su grupo con tres puntos–, sino un recordatorio de batallas pasadas. Flick, en privado, ha insistido en la unidad: “Aprenderemos de esto. El próximo partido contra Sevilla será para resarcirnos”. Mientras, la investigación de la UEFA avanza, y el mundo espera si Oliver pagará por sus errores o si, como en tantas ocasiones, el establishment protegerá al establishment.

El fútbol, una vez más, se tiñe de sombras. ¿Favoritismo o simple error humano? La verdad saldrá a la luz, pero el daño al espíritu del juego ya está hecho. Visca el Barça, y que la justicia arbitral llegue pronto.

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