Un gesto inesperado y profundamente humano ha unido a dos generaciones del tenis mundial. Roger Federer, leyenda suiza ya retirado del circuito profesional, sorprendió al invitar personalmente a Jannik Sinner a entrenar a sus hijas gemelas, Myla Rose y Charlene Riva. Pero eso no fue todo: lo que siguió dejó al joven italiano y a su familia visiblemente emocionados.

Federer, conocido por su elegancia dentro y fuera de la cancha, entregó al padre de Sinner —un talentoso cocinero originario del Tirol del Sur— un cuaderno con recetas tradicionales de la región alpina, acompañado de una carta escrita a mano dirigida a los padres de Jannik. En ella, Federer agradecía de corazón por haber criado a “un campeón con verdaderos valores”, subrayando que Sinner representa algo que va más allá del talento deportivo.
“Sinner no se deja influenciar por el dinero. Vive por su familia y por los valores que representa,” escribió Federer.
El joven italiano, visiblemente conmovido, respondió con una frase que ya ha empezado a circular por redes sociales y medios de comunicación deportivos:
“Todos intentan comprarme con dinero, pero nadie me había tratado así.”
Un símbolo del deporte con alma
Este encuentro entre Federer y Sinner no fue solo una muestra de respeto mutuo entre dos figuras del tenis, sino también una reivindicación de los valores humanos en el deporte. En un mundo donde la fama y las cifras millonarias a menudo dominan los titulares, el gesto sincero de Federer resalta la importancia de la familia, la gratitud y la humildad.
La historia ha conmovido a aficionados en todo el mundo. En redes sociales, fanáticos de distintas nacionalidades aplauden a Federer por seguir siendo un modelo de deportividad incluso tras su retiro, y a Sinner por mantener los pies en la tierra pese a su creciente éxito.
Conclusión
El intercambio entre Roger Federer y Jannik Sinner es más que una anécdota emotiva: es un recordatorio de que los verdaderos campeones no solo se miden por los trofeos que levantan, sino por la forma en que viven sus valores. En tiempos de cifras récord y contratos millonarios, la gratitud, la familia y la humildad siguen teniendo un lugar en la cima del deporte.