El Gran Premio de Qatar 2025, que inauguró la temporada de MotoGP, no solo fue el inicio de una nueva lucha por el título, sino también el escenario de una acalorada polémica que vio a Valentino Rossi en el centro de la tormenta. Tras el doblete de los hermanos Márquez, con Marc primero y Álex segundo en Lusail, Rossi sacudió el paddock al acusar a la Ducati GP25 de Marc de tener una modificación de motor “ilegal”, un detalle que, dijo, “nadie parece haber notado”. Sus palabras, republicadas en X por miles de fanáticos, provocaron una reacción furiosa del jefe de Ducati, Claudio Domenicali, quien respondió con una seca advertencia: “Oye Rossi, vuelve al WEC y corre, no vuelvas nunca a MotoGP”. El acalorado intercambio reavivó viejas rivalidades y planteó preguntas sobre el lugar de Rossi en el motociclismo moderno.

La carrera en Qatar estuvo dominada por Marc Márquez, que se llevó la victoria con un ritmo imparable, dejando a Alex a dos segundos y al favorito de Rossi, Francesco Bagnaia, en tercer lugar. La GP25, una evolución de la moto que triunfó en 2024, demostró una superioridad abrumadora, pero Rossi, presente en Lusail para apoyar a su equipo VR46, insinuó que el éxito de Márquez fue fruto de algo más que talento e ingeniería. “¿Qué? ¿Nadie notó la diferencia en el motor? Es ilegal”, dijo, según fuentes cercanas al nueve veces campeón. Sus acusaciones, carentes de detalles específicos, atrajeron inmediatamente la atención de Dirección de Carrera, que inició un análisis de los datos de telemetría, pero hasta el momento no ha encontrado evidencia de irregularidades.

La respuesta de Domenicali no se hizo esperar. El CEO de Ducati, conocido por no gustarle las provocaciones, utilizó la X para lanzar su advertencia, sugiriendo que Rossi debería centrarse en su carrera en el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC), donde corre con BMW, y dejar MotoGP en paz. “Valentino debería pensar en sus carreras, no en crear caos aquí”, habría añadido, según rumores. El mensaje es claro: Ducati no tolera interferencias, especialmente de aquellos que, como Rossi, tienen un pasado controvertido con la marca. Su experiencia en Ducati en 2011-2012, marcada por resultados decepcionantes, sigue siendo una herida abierta, y las recientes críticas a Márquez, que correrá en el equipo oficial en 2025, parecen haber reavivado viejas tensiones.

El contexto hace que la disputa sea aún más acalorada. Rossi, que se retiró de MotoGP en 2021, ha regresado al paddock como mentor de los pilotos de la VR46 Academy, pero su presencia a menudo se percibe como incómoda. El ascenso de Márquez al equipo de fábrica, en detrimento de otros talentos como Jorge Martín, ya había irritado al “Doctor”, que nunca ocultó su decepción. Las acusaciones sobre el motor parecen pues un intento de presionar a Ducati y Márquez, pero el riesgo de un efecto bumerán es alto. En X, la afición está dividida: los seguidores de Rossi lo ven como un defensor de la transparencia, mientras que los de Márquez lo acusan de querer sabotear a su histórico rival.

MotoGP, mientras tanto, se prepara para una temporada explosiva. Bagnaia, tras su tercer puesto en Qatar, tiene presión para defender su título, mientras que Márquez, con una victoria que recuerda a sus días dorados, envió un mensaje claro: ha vuelto para ganar. El GP25, elogiado por su aerodinámica avanzada y la gestión de los neumáticos, está en el centro del debate técnico, pero sin pruebas concretas, las acusaciones de Rossi corren el riesgo de quedarse en sólo palabras. La dirección de carrera, dirigida por Freddie Spencer, ha prometido controles rigurosos, pero el tiempo para encontrar anomalías es limitado.
Domenicali, por su parte, parece decidido a cerrar el asunto. Su exhortación a Rossi a “volver al WEC” no es sólo un ataque personal, sino una invitación a respetar el nuevo equilibrio de MotoGP, donde Márquez y Bagnaia son los protagonistas. Rossi, que persigue su sueño de Le Mans con BMW en el WEC, puede optar por ignorar la provocación, pero su naturaleza combativa sugiere que no permanecerá en silencio. Mientras tanto, el circo pasa a la siguiente carrera, con Qatar ya habiendo demostrado una verdad: en MotoGP las batallas no sólo se libran en la pista. Las palabras de Rossi y la respuesta de Domenicali han encendido una mecha que podría arder durante toda la temporada, manteniendo a los aficionados en vilo.