Franco Colapinto ha recibido la confirmación más importante de su joven carrera: será piloto titular de Alpine a partir de la temporada 2026 de Fórmula 1. La noticia marca un hito no solo para el automovilismo argentino, que llevaba décadas esperando el regreso de un representante a la categoría reina, sino también para la propia escudería francesa, que continúa apostando por talento joven en un momento clave de renovación técnica y deportiva. El anuncio llega tras meses de especulación, ya que el nombre del piloto de Pilar había sonado con fuerza debido a su vínculo con la Alpine Academy y a los buenos resultados cosechados en la Fórmula 2.

La llegada de Colapinto a la Fórmula 1 no es casualidad, sino el resultado de un camino recorrido con constancia, sacrificio y un fuerte respaldo de su entorno. Tras destacarse en la Fórmula Renault Eurocup y demostrar velocidad en la European Le Mans Series, dio el salto a la F3, donde consiguió victorias que llamaron la atención de la academia de Alpine. Su posterior paso a la F2 consolidó su perfil de piloto completo, capaz de adaptarse a diferentes circunstancias de carrera y de mostrar frialdad en momentos decisivos. Para la escudería francesa, incorporar a un talento en pleno ascenso es una apuesta estratégica de cara a la nueva reglamentación técnica que entrará en vigor en 2026.

El proyecto de Alpine para esa temporada se enmarca en la gran revolución que vivirá la Fórmula 1 con la introducción de motores más sostenibles y cambios aerodinámicos destinados a fomentar el espectáculo. La estructura de Enstone y Viry-Châtillon ha trabajado intensamente para llegar preparada a ese escenario y la elección de Colapinto responde al deseo de combinar juventud con proyección a largo plazo. Según fuentes internas, el argentino ha impresionado al equipo por su capacidad de trabajo en el simulador, su feedback técnico y su ambición personal, rasgos que encajan con la filosofía que pretende instaurar la dirección deportiva.

Para Argentina, la confirmación del fichaje tiene un fuerte impacto simbólico. Desde la época dorada de Carlos Reutemann, el país no había tenido un representante estable en la Fórmula 1, lo que convierte a Colapinto en una figura llamada a reavivar la pasión de millones de fanáticos. El piloto, de apenas veintitrés años en el momento del anuncio, se mostró emocionado al declarar que cumplir su sueño era también “una responsabilidad enorme con toda la gente que creyó en mí desde el principio”. Además, agradeció al equipo y a los patrocinadores que lo acompañaron en cada etapa de su trayectoria, subrayando que la constancia y el apoyo colectivo han sido fundamentales para llegar hasta aquí.
El desembarco de Colapinto en Alpine abre interrogantes sobre la alineación definitiva del equipo y sobre el papel que jugará en su primera temporada. Lo cierto es que su llegada genera una expectativa renovada en un campeonato que siempre busca nuevas figuras capaces de atraer audiencias globales. Con este paso, Franco Colapinto se convierte en el rostro de una nueva generación de pilotos que buscarán dejar huella en la Fórmula 1, llevando consigo el orgullo de representar a su país y la ilusión de construir una carrera al más alto nivel.