Arqueólogos descubren en Londres el cráneo tuerto de un ancestro antiguo de casi 3.000 años de antigüedad
En un descubrimiento innovador, los arqueólogos en Londres han descubierto un cráneo de casi 3.000 años de antigüedad que se cree pertenece a un ancestro antiguo y que tiene una característica intrigante y única: le falta un ojo. El descubrimiento ha cautivado a la comunidad arqueológica, ofreciendo nuevos conocimientos sobre la vida de los primeros humanos que alguna vez habitaron la región.
El cráneo fue descubierto durante una excavación en una zona de Londres en proceso de remodelación urbana. Los investigadores de la Universidad de Londres, que dirigen la excavación, descubrieron inicialmente un lugar de enterramiento que data de finales de la Edad del Bronce. Sin embargo, el descubrimiento de este cráneo tuerto llevó la excavación a un nuevo nivel de intriga y fascinación.
El cráneo, notablemente bien conservado considerando su edad, muestra claros signos de trauma en la cuenca del ojo izquierdo, lo que lleva a los expertos a especular que el individuo pudo haber perdido el ojo antes de morir. La causa de la lesión aún se está investigando, pero los análisis iniciales sugieren que podría haber sido el resultado de un accidente, un ataque violento o incluso un acto ritual, ya que las culturas antiguas a veces practicaban modificaciones corporales y lesiones para significar su estatus o papel dentro de sus comunidades.
“Nunca nos hemos encontrado con un hallazgo como éste en Londres”, afirmó la doctora Emma Roberts, arqueóloga principal del proyecto. “El estado del cráneo es excepcional para su edad y la lesión en la cuenca del ojo es ciertamente inusual. Esto nos da una idea de la salud, el trauma y las prácticas sociales de las personas durante este período. »
Es probable que el cráneo fuera el de un hombre, basándose en el tamaño y la forma de los huesos, pero los investigadores aún están trabajando para determinar la edad exacta del individuo en el momento de su muerte. Basándose en el contexto funerario, se estima que el individuo vivió entre el 1000 y el 900 a. C. Este período corresponde al final de la Edad del Bronce, cuando los británicos entraron en la Edad del Hierro, una época marcada por importantes cambios tecnológicos y sociales.
La ubicación del descubrimiento también aumenta su importancia. Los arqueólogos creen que esta zona de Londres fue una vez un asentamiento o puesto comercial, tal vez vinculado a las primeras tribus celtas o preceltas que estaban presentes en el área en ese momento. El individuo tuerto podría haber sido una persona con un rol social específico, como un guerrero, un curandero o un líder, aunque esto sigue siendo especulativo.
El equipo también descubrió otros ajuares funerarios alrededor del cráneo, incluidos fragmentos de cerámica y herramientas de hueso, que refuerzan la idea de que era una figura importante dentro de la comunidad. Algunos de los objetos de cerámica muestran signos de desgaste, lo que sugiere que fueron utilizados en la vida cotidiana y no simplemente colocados en la tumba como ofrendas.
Lo que hace que este descubrimiento sea aún más intrigante es que podría ofrecer información sobre las prácticas médicas de los primeros humanos. En sitios arqueológicos similares se han encontrado evidencias de trepanación, una práctica que consistía en perforar deliberadamente agujeros en el cráneo para tratar heridas en la cabeza o liberar espíritus malignos, y es posible que el ojo faltante fuera parte de tal procedimiento. La presencia de un traumatismo en la cabeza podría indicar que el individuo sobrevivió a dicha lesión, posiblemente provocando la pérdida de su ojo y afectando su lugar en la sociedad.
A medida que continúa el análisis del cráneo, los expertos esperan aprender más sobre la salud, la dieta y el estilo de vida del individuo. Se realizarán dataciones de carbono y análisis isotópicos para determinar con mayor precisión la edad, la dieta y el origen geográfico del individuo.
Este extraordinario descubrimiento se suma al creciente conjunto de evidencia arqueológica del pasado antiguo de Londres y resalta la rica importancia histórica y cultural de la zona. El descubrimiento del cráneo ciego no sólo arroja luz sobre el trauma y la salud de los primeros humanos, sino que también abre nuevas preguntas sobre las vidas y las prácticas de quienes vivían en lo que luego se convertiría en una de las ciudades más importantes del mundo.
A medida que se realicen más investigaciones, este descubrimiento seguramente generará un interés continuo entre los arqueólogos e historiadores interesados en aprender más sobre las raíces antiguas de Londres y las vidas de sus primeros habitantes.