La indignación se ha desatado entre los aficionados y varios clubes de La Liga tras el último partido del FC Barcelona, donde una serie de decisiones arbitrales controvertidas han vuelto a poner en el centro de la polémica la relación del club catalán con los árbitros. El encuentro, marcado por una cascada de errores y supuestas injusticias, ha intensificado las sospechas sobre un trato preferencial hacia el Barcelona, alimentando las demandas de una investigación urgente por parte de nueve clubes de la competición.

El partido comenzó con un gol de Barcelona que ha generado un revuelo considerable. Lamine Yamal, en una jugada dudosa, parecía estar claramente en fuera de banda antes de marcar, pero el árbitro no señaló la infracción, validando el tanto. Esta decisión desató la furia de los jugadores y aficionados del Mallorca, quienes consideraron que el gol era ilegal y que el árbitro ignoró una falta evidente. La controversia no terminó ahí. Otro gol, esta vez de Ferrán Torres, se produjo mientras un jugador del Mallorca yacía en el suelo lesionado. A pesar de las protestas y de que el árbitro había pitado el silbato, el gol fue concedido, lo que añadió más leña al fuego de las acusaciones de favoritismo.

Las decisiones disciplinarias también fueron un punto de fricción. Ronald Araújo, tras cometer cinco faltas claras, incluida una especialmente dura, evitó milagrosamente una tarjeta roja, e incluso una amarilla, lo que dejó atónitos a los presentes. Por otro lado, el Mallorca sufrió la expulsión de dos de sus jugadores: uno por reclamar airadamente una decisión arbitral y otro en una jugada que muchos consideraron exagerada. Además, Raphinha, del Barcelona, protagonizó un incidente que muchos esperaban que resultara en una tarjeta roja, pero sorprendentemente solo recibió una advertencia verbal. Este trato dispar ha llevado a los aficionados a acusar al Barcelona de jugar “con sus propias reglas”, una frase que resuena con fuerza en las redes sociales.

La acumulación de estas decisiones ha reavivado las sospechas sobre la influencia del Barcelona en el arbitraje, especialmente tras las revelaciones sobre pagos millonarios a una empresa vinculada a un exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros. Los nueve clubes que han presentado la solicitud de investigación sostienen que estas irregularidades no son incidentales, sino parte de un patrón que compromete la integridad de La Liga. La presión sobre la organización para que tome medidas inmediatas y revise las decisiones arbitrales en los próximos partidos es inmensa.
Este escándalo no solo afecta la credibilidad del Barcelona, sino que pone en tela de juicio la transparencia de La Liga. Los aficionados exigen respuestas, y los clubes afectados reclaman acciones concretas para garantizar la imparcialidad. Mientras tanto, el Barcelona niega cualquier irregularidad, afirmando que las acusaciones son infundadas y que las decisiones arbitrales son parte del juego. Sin embargo, con la tensión en aumento y la investigación en curso, el fútbol español se encuentra en un momento crítico, donde la confianza en la competición está en juego.