El mundo de la Fórmula 1 está en crisis de cara a la temporada 2025, que comienza en unos días con el Gran Premio de Australia. Una semana antes de la inauguración oficial, una polémica inesperada ya sacude los paddocks: el Ferrari de Lewis Hamilton, el siete veces campeón del mundo que se unió al equipo italiano este invierno, es objeto de una investigación por parte de la Federación Internacional del Automóvil (FIA). ¿En el origen de esta investigación? Una denuncia presentada por Red Bull, el equipo austriaco que no parece dispuesto a dejar que sus rivales tomen la delantera sin reaccionar. Este giro promete una temporada explosiva desde las primeras vueltas.
Según la información difundida por varios medios especializados, Red Bull ha presentado un dossier oficial a la FIA acusando a Ferrari y McLaren -los dos equipos que compiten para disputarles el dominio- de violar el reglamento técnico. En concreto, el equipo dirigido por Christian Horner apuntaría al diseño de los alerones traseros de los coches de 2025, sospechosos de exceder los límites de flexibilidad que permite la normativa. Esta controversia no es nueva: la temporada pasada surgieron sospechas similares, particularmente después de que unas imágenes mostraran un alerón trasero de McLaren flexionándose bajo carga aerodinámica en Bakú. La FIA intensificó entonces sus controles, pero no se detectaron infracciones importantes.
Esta vez, Red Bull parece decidido a seguir adelante con sus acusaciones. Según el sitio web italiano *Formula Uno Analisi Tecnica*, el equipo austriaco ha exigido una inspección exhaustiva de las instalaciones de Ferrari en Maranello y de McLaren en Woking antes del inicio de la temporada. Este enfoque, por agresivo que sea, refleja la intensidad de la competencia en la Fórmula 1, donde cada detalle técnico puede marcar la diferencia entre la victoria y la derrota.
Para Ferrari, esta queja llega en un momento clave. La llegada de Lewis Hamilton, después de más de una década en Mercedes, ha despertado un entusiasmo sin precedentes. El británico, que aspira a su octavo título mundial para superar el récord de Michael Schumacher, impresionó en las pruebas de pretemporada en Bahréin, terminando entre los más rápidos. Pero ¿podría esta investigación comprometer su debut con la camiseta roja? Ferrari, confiado, rechaza categóricamente las acusaciones de Red Bull. Según fuentes italianas, el equipo estaría dispuesto a demostrar que sus alerones respetan escrupulosamente los estándares de la FIA.
McLaren, por su parte, guarda silencio por ahora. El equipo británico, que ganó el campeonato de constructores en 2024 con Lando Norris, ya había tenido que ajustar su sistema DRS después de las conversaciones con la FIA el año pasado. Esta nueva denuncia plantea preguntas: ¿se trata simplemente de un intento de desestabilizar a Red Bull o hay una base técnica real detrás de estas acusaciones?
Este conflicto pone de relieve la feroz rivalidad que impulsa la Fórmula 1 moderna. Red Bull, después de perder el control del campeonato de constructores el año pasado ante McLaren, parece dispuesto a recuperar el control desde el principio. El equipo austriaco, liderado por el cuatro veces campeón Max Verstappen, realizó unos test de pretemporada mixtos, marcados por problemas técnicos con el RB21. Esta queja podría interpretarse como una estrategia para desviar la atención de sus propias dificultades y al mismo tiempo presionar a sus oponentes.
Para Lewis Hamilton, el asunto añade una capa de dramatismo a una transición ya de por sí de alto perfil. Durante las pruebas en Bahréin, demostró una notable facilidad al volante de su nuevo Ferrari SF-25, superando incluso a su ex compañero de equipo George Russell. Pero más allá de las actuaciones, es su carisma y determinación lo que cautiva a los fans. A sus 40 años, Hamilton quiere demostrar que sigue en la cima de su carrera y esta investigación podría, paradójicamente, fortalecer su motivación.
La FIA, ahora bajo presión, tendrá que decidir rápidamente. Durante el Gran Premio de Australia se instalarán cámaras de alta definición en los coches para monitorizar el comportamiento de los alerones en tiempo real. Al mismo tiempo, están previstas visitas a las fábricas de Ferrari y McLaren para verificar la conformidad de los diseños. Si se detectan irregularidades, las sanciones podrían ir desde simples ajustes técnicos hasta sanciones más severas, un escenario que nadie quiere ver al inicio de la temporada.
De todos modos, este episodio confirma que la temporada 2025 será todo menos aburrida. Entre la llegada de Hamilton a Ferrari, el ascenso de McLaren al poder y las ambiciones intactas de Red Bull, las rivalidades técnicas y deportivas prometen un espectáculo impresionante. Mientras tanto, los aficionados contienen la respiración: ¿la primera carrera en Albert Park mostrará quién tiene la ventaja o este drama legal robará protagonismo a los pilotos? Una cosa es segura: en la Fórmula 1, el drama nunca se limita a la pista.