El vestuario de la selección española vivió momentos de tensión durante la última concentración, según fuentes cercanas al equipo. Nico Williams, el joven extremo del Athletic Club, se encontró en el ojo del huracán tras ser señalado por algunos compañeros del FC Barcelona, quienes lo acusaron de “traidor” debido a los rumores sobre su posible fichaje por el club catalán. La situación, que ha generado un revuelo considerable en los medios, refleja las complejidades de las relaciones entre jugadores en un contexto de alta presión como es la selección nacional.

Williams, de 22 años, ha sido uno de los nombres más destacados en LaLiga esta temporada. Su velocidad, regate y capacidad para desequilibrar partidos lo han convertido en un objetivo prioritario para el Barcelona, especialmente tras su destacada actuación en la Eurocopa 2024, donde formó una dupla letal con Lamine Yamal. Sin embargo, su renovación con el Athletic hasta 2035, anunciada el pasado julio, frustró las esperanzas del conjunto azulgrana, que había negociado intensamente para hacerse con sus servicios. Según reportes, el Barça estaba dispuesto a pagar los 58 millones de euros de su cláusula de rescisión, pero las exigencias de garantías sobre su inscripción en LaLiga, sumadas a la presión del Athletic, terminaron por inclinar la balanza.

En la concentración de la selección, varios jugadores del Barcelona, entre ellos algunos de los más cercanos a Williams, habrían expresado su frustración. La etiqueta de “traidor” surge, según fuentes, de la percepción de que Williams había dado esperanzas al club catalán antes de optar por quedarse en Bilbao. Esta situación ha generado un debate sobre la lealtad en el fútbol y cómo los intereses de los clubes pueden afectar las relaciones personales entre jugadores. Algunos compañeros, sin embargo, han salido en defensa de Williams, argumentando que su decisión fue influenciada por su familia, especialmente su hermano Iñaki, capitán del Athletic, y por el arraigo que siente hacia el club que lo formó.

El presidente del Athletic, Jon Uriarte, ha defendido públicamente a Williams, criticando la estrategia del Barcelona por hacer públicas las negociaciones, lo que, según él, puso al jugador en una posición incómoda. Por su parte, el Barça, a través de su director deportivo Deco, ha insistido en que fue Williams quien mostró interés inicial en unirse al equipo. Esta guerra dialéctica ha tensado las relaciones entre ambos clubes, con el Athletic acusando al Barça de falta de respeto.

Mientras tanto, Williams ha optado por el silencio, enfocándose en su rendimiento con el Athletic, donde sigue siendo una pieza clave. La situación plantea preguntas sobre el impacto de los rumores de traspasos en la dinámica de los vestuarios y cómo los jugadores jóvenes manejan la presión de ser el centro de atención. Por ahora, el extremo parece decidido a seguir brillando en San Mamés, pero el eco de las acusaciones aún resuena en el fútbol español.