En un giro inesperado que ha sacudido las redes sociales, Elon Musk ha vuelto a ser el centro de una controversia global. Luego de que Bill Gates lo acusara de perjudicar a los niños pobres con sus acciones y declaraciones públicas, Musk respondió de manera explosiva. En un mensaje publicado en su cuenta oficial de X (antes Twitter), el magnate sudafricano mencionó la relación de Gates con el difunto financiero y delincuente sexual Jeffrey Epstein.
Esta declaración incendiaria reavivó una antigua polémica y encendió aún más el conflicto entre dos de las figuras más poderosas del mundo tecnológico.
El origen del conflicto: Gates acusa a Musk de causar daño
Según fuentes cercanas a la Fundación Gates, Bill Gates habría expresado que Elon Musk, con su postura crítica hacia las vacunas, la OMS y los sistemas de salud pública, está poniendo en peligro millones de vidas en países en desarrollo. Gates habría declarado en privado:
“Será un genio espacial, pero está matando a niños aquí en la Tierra al socavar los esfuerzos de salud pública global.”
La crítica de Gates se centra en la influencia que Musk ejerce a través de sus plataformas y en cómo sus palabras pueden afectar decisiones clave relacionadas con campañas de vacunación, especialmente en regiones vulnerables.
La respuesta de Musk: un golpe mediático
La reacción de Elon Musk no se hizo esperar. En una serie de publicaciones, negó rotundamente las acusaciones de Gates y lanzó una acusación aún más impactante:
“Bill, antes de darme lecciones sobre los niños pobres, deberías explicar tus múltiples visitas a la casa de Jeffrey Epstein.”
El comentario fue acompañado de una imagen que supuestamente muestra a Gates junto a Epstein, lo que provocó una tormenta mediática. Aunque Gates ha negado en repetidas ocasiones cualquier vínculo con los crímenes de Epstein, los registros de vuelo y testimonios confirman que se reunió con él varias veces antes de que estallara el escándalo.
Choque de visiones: dos titanes enfrentados
Este enfrentamiento no es solo personal, sino también ideológico. Gates representa una visión filantrópica tradicional, basada en la cooperación institucional, la ciencia y las soluciones globales. Musk, por otro lado, defiende una postura más libertaria, crítica de los organismos internacionales y partidaria de la innovación sin restricciones gubernamentales.
Ambos ya habían tenido enfrentamientos en el pasado sobre temas como la pandemia, el cambio climático, la inteligencia artificial y las criptomonedas. Sin embargo, esta vez el tono se volvió especialmente personal y agresivo.
Reacción en redes: explosión de opiniones
El enfrentamiento entre los dos multimillonarios desató una guerra de opiniones en redes sociales. Los seguidores de Musk lo aplaudieron por “decir la verdad sin filtros”, mientras que los defensores de Gates lo acusaron de usar tácticas de distracción para evitar responder a críticas sobre sus propias empresas, como los recientes despidos en Tesla o las polémicas alrededor de Neuralink.
El hashtag #EpsteinFiles se volvió tendencia global en X, mientras que figuras públicas y periodistas debatían intensamente sobre la legitimidad de ambas posiciones.
Un portavoz de la Fundación Gates declaró en un comunicado oficial:
“Bill se reunió con Epstein unas pocas veces en el pasado, con fines filantrópicos, y cortó toda relación con él cuando entendió quién era realmente. Estas acusaciones son falsas y malintencionadas.”
¿Qué sigue?
Muchos analistas consideran que esta disputa marca un punto de no retorno entre dos de las voces más influyentes del siglo XXI. Musk continúa construyendo su figura de outsider desafiante y provocador, mientras Gates mantiene su imagen institucional, pero cada vez más cuestionada.
Ambas posturas despiertan pasiones y críticas. Algunos ven a Musk como un héroe moderno que desafía al sistema, otros lo perciben como un egocéntrico imprudente. En cambio, Gates es visto por unos como un filántropo salvador, y por otros como parte de una élite mundial desconectada de la realidad.
Sea como sea, este nuevo episodio confirma que los multimillonarios de la era digital ya no solo compiten con tecnología, sino también con narrativas públicas, reputaciones… y acusaciones explosivas.