“No permaneceremos en silencio” – Lewis Hamilton lidera a las estrellas del WRC en una posición valiente en apoyo de Max Verstappen contra el presidente de la FIA

En un mundo de carreras cada vez más dividido entre el poder, la política y la justicia deportiva, la declaración emitida ayer por Lewis Hamilton desencadenó un terremoto real. Con un simple pero poderoso “no permaneceremos en silencio”, el Campeón del Mundo Seven Times se ha centrado en un choque latente que ahora explota con toda su fuerza: la entre los mejores corredores y el presidente de la FIA, Mohammed Ben Sularyem. El fusible? El tratamiento reservado para Max Verstappen después de controversias recientes relacionadas con la gestión de las reglas y la transparencia de las decisiones federales.

Hamilton, quien ha estado comprometido no solo en la pista durante años, sino también como una voz para la equidad y los derechos de los pilotos, ha decidido intervenir públicamente después de las declaraciones fuera de récord de Ben Sulayem que, según los rumores filtrados en los medios holandeses, habría cuestionado la legitimidad de los éxitos de Verstappen, las favoritismo insinuadoras y las manipulaciones por Red Bull. En un entorno ya inflamado por tensiones internas y acusaciones cruzadas, estas palabras han representado una línea roja superada.

Pero lo que hizo que el episodio fuera aún más extraordinario fue la reacción del Paddock of the World Rally Championship. En un gesto de solidaridad nunca antes visto, nombres como Sébastien Ogier, Kalle Rovanperä y Thierry Neuville han firmado, junto con Hamilton, una carta abierta en la que se expresan “profunda preocupación” por el liderazgo actual de la FIA y se solicita una investigación independiente para la conducta del presidente. Es la primera vez que las estrellas de dos mundos diferentes, F1 y WRC, se unen tan claramente para apoyar a un solo piloto y denunciar lo que se llama “una cultura de silencio y miedo”.

La carta, publicada por los medios internacionales y relanzada por figuras del calibre de Toto Wolff y también por el ex campeón Rally Tommi Mäkinen, denuncia una falta de transparencia sistémica en las decisiones de la Federación y solicita una renovación urgente de los mecanismos de gobernanza. La intervención de Hamilton, en particular, ha sido descrita como “audaz y necesaria” por sus colegas. “Hemos visto demasiadas veces conductores penalizados o desacreditados sin una base clara, dicho, Max es un rival, pero lo que está experimentando es inaceptable”.
Mientras que la FIA respondió con una declaración formal en la que rechaza cada acusación y reitera su compromiso de imparcialidad, las fuentes cercanas al paddock hablan de un clima cada vez más tenso, con varios principales del equipo listos para solicitar una asamblea extraordinaria para discutir el liderazgo de Ben Sulayem. Red Bull, hasta ahora Silent, ha lanzado un comentario lacónico: “Apreciamos el apoyo a nuestros conductores. Reservamos cada acción futura”. Un tono frío que refleja el estado de la guerra diplomática en progreso.
Detrás de esta posición valiente, sin embargo, hay una pregunta más amplia: la confianza en las instituciones del automovilismo. Cuando los íconos como Hamilton y Ogier se exponen de primera mano, el mensaje es claro: ya no es solo verstapopado, sino de un sistema completo que muchos consideran haber entrado en crisis.
Los próximos días serán cruciales. Si la FIA elige ignorar la apelación, el riesgo es una división profunda entre gerentes y pilotos, entre instituciones y aquellos que ponen su rostro y cuerpo en la pista. Mientras tanto, el mundo se ve. Y como dijo Hamilton, esta vez, nadie permanecerá en silencio.