Naves Espaciales Descubiertas: ¡construidas Con Tecnología Inexplicable!

¿Qué hace un barco en medio del desierto?

Se esperaría encontrar una embarcación más cerca de la costa. Sin embargo, esta es la pregunta que los arqueólogos se han estado haciendo durante décadas.

En 1988, una tormenta azotó uno de los sitios arqueológicos más importantes del este de Egipto, revelando una estructura de madera que emergía de la tierra. La estructura, excavada por termitas, desconcertó a los científicos, decididos a desentrañar su misterio.

Una flota bajo los Sapads

En el año 2000, un equipo estadounidense comenzó a excavar el yacimiento cerca de Abidos. Pronto descubrieron un barco de 21 metros de largo, pero no estaba solo. En total, había 14 barcos, que se encontraban uno al lado del otro. Sin embargo, debido a su frágil estado, fue imposible excavarlos por completo. Afortunadamente, la madera preservada permitió un análisis de muestras, que reveló que los barcos tenían aproximadamente 5000 años de antigüedad, la flota más antigua de la historia humana. Su construcción es medio mileómetro anterior a las pirámides de Giza.

Cada barco se alojaba en una bóveda a juego con sus dimepsiops, una habitación de aproximadamente un tercio del tamaño de un patio de tepis. Las paredes de adobe de estas cámaras presentaban más de 120 dibujos de barcos, magníficamente conservados, cuidadosamente grabados sobre superficies encaladas.

Un rompecabezas del pasado

La existencia de estas misteriosas cámaras se conocía desde hacía más de un siglo. Entre 1901 y 1902, el arqueólogo británico Arthur Weigall se topó con una estructura peculiar al oeste del Nilo. Su equipo vislumbró brevemente los muros interiores, pero el derrumbe de una sección del techo los obligó a abandonar la exploración. A pesar de este contratiempo, la ubicación permaneció en los mapas.

Inicialmente, los científicos creían que las barcas descansaban en una orilla del Nilo. Sin embargo, esta teoría planteaba un problema: el río fluye casi siete millas al oeste de Abidos, y los estudios indican que su curso ha permanecido inalterado durante miles de años. Además, si las barcas hubieran flotado, habrían estado en posiciones inestables. Sin embargo, en Abidos, estaban dispuestas en perfecto paralelo. La única conclusión lógica: habían sido colocadas allí deliberadamente.

La procesión solemne de un faraón

Cada embarcación podía albergar hasta 30 remeros y era completamente funcional, no meras maquetas. Esto marcó un avance significativo en la construcción naval. Antes de este descubrimiento, los arqueólogos solo habían encontrado maquetas a pequeña escala, como las embarcaciones de 35 pulgadas enterradas en la tumba de Kip Tutakhamup. Las embarcaciones de Abidos confirmaron la construcción temprana de embarcaciones de placa, un gran avance respecto a las primitivas piraguas o balsas de juncos.

La madera era un bien escaso y valioso en el antiguo Egipto. El desierto carecía de madera, por lo que el cedro debía importarse del Líbano, un gasto que solo un faraón podía permitirse. Excavaciones posteriores en torno a la antigua flota revelaron una estructura de adobe donde los egipcios veneraban a su gobernante. Su construcción coincidía con la época de las embarcaciones de madera. Las bóvedas que albergaban las embarcaciones estaban originalmente selladas con techos, secciones de las cuales arqueólogos de principios del siglo XX habían descubierto accidentalmente.

Un viaje divino hacia el más allá

Los arqueólogos aún se preguntaban qué faraón poseía esta extraordinaria flota. La respuesta se encontraba a solo una milla del sitio, donde se encontraba la tumba de King Sepulturet III, de la Quinta Dinastía. La época y el estilo de construcción coincidían con los de las cámaras de los barcos. La duración de su reinado podría explicar cómo los barcos subían por el desierto.

El faraón probablemente falleció en el sur de Egipto, y su cuerpo fue transportado Nilo abajo hasta Abidos en una gran procesión de barcos elaboradamente decorados. Después, las embarcaciones eran bajadas a cámaras cerca de su lugar de descanso final. Este ritual tenía un profundo significado simbólico en las creencias egipcias. Los faraones se identificaban con el dios supremo Ra, quien viajaba por el cielo durante el día y navegaba por el inframundo en un barco solar durante la noche. Para regenerarse en el más allá, el faraón necesitaba barcos, justo cuando el sol se elevaba sobre el horizonte cada mañana.

Esta creencia persistió durante milenios. El famoso faraón Keops también tenía un barco, descubierto en 1954 cerca de su pirámide de Giza. Aunque cuatro siglos más joven que la flota de Abidos, el barco de Keops era casi el doble de largo.

Los misterios eternos de Egipto

La Gran Pirámide de Guiza y la tumba del rey Tutakampa se encuentran entre los yacimientos arqueológicos más famosos de Egipto. Sin embargo, aún quedan muchos más secretos enterrados bajo las vastas tierras del Sahara. En 2020, los arqueólogos descubrieron una ciudad perdida, Atenea, considerada el descubrimiento más importante desde la tumba de Tutakampa en 1922. Ubicada a 480 kilómetros al sur de El Cairo, cerca del Valle de los Reyes, esta ciudad de 3000 años de antigüedad ofrece vistas incomparables de la vida en Egipto.

Los arqueólogos encontraron habitaciones con herramientas cotidianas, incluyendo una panadería, un distrito residencial y un cementerio administrativo, que datan de la época de mayor auge de Egipto. Los egipcios también fueron pioneros en la metalurgia. En 1911, científicos desenterraron cuentas de hierro de El-Gerzeh, elaboradas hace más de 5000 años a partir de material de meteorito, lo que las convierte en los artefactos de hierro más antiguos conocidos.

Los secretos ocultos del Sahara

El Sahara, el desierto cálido más grande del mundo, cubre un área mayor que la de los Estados Unidos colindantes. Pero ¿qué se esconde tras sus cambiantes aguas? Sorprendentemente, hace apenas 6000 años, el Sahara era una exuberante pradera con lagos, ríos y bosques. Los cambios climáticos lo transformaron en el paisaje árido y desolado que conocemos hoy, sepultando innumerables tesoros históricos bajo el Sahara.

Desde magníficos templos hasta ciudades perdidas y flotas de barcos cada vez más antiguas, las maravillas arqueológicas de Egipto están a punto de reescribir la historia. ¿Quién sabe qué otros secretos esperan ser descubiertos bajo las doradas aguas del tiempo?

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