La superestrella de la Fórmula 1, Max Verstappen, acaparó titulares esta semana por motivos que van más allá de las pistas. Tras ausentarse del día de prensa previo al Gran Premio de Miami, Verstappen fue visto aterrizando en Florida a bordo de su lujoso jet privado valorado en 58 millones de dólares. ¿La razón de su ausencia? El nacimiento de su primer hijo — un hito personal que describió como “cambiante de vida”.

El actual campeón del mundo se perdió los compromisos oficiales del jueves, algo poco común para un piloto de su nivel. Sin embargo, los aficionados y compañeros de la F1 no tardaron en mostrar su apoyo tras revelarse que se había quedado en casa para dar la bienvenida a su bebé junto a su pareja, Kelly Piquet.
Un anuncio íntimo pero alegre
Aunque Verstappen y Piquet suelen mantener su vida privada en reserva, el piloto neerlandés compartió en Instagram una emotiva imagen de la mano diminuta de su bebé sosteniendo la suya, con la leyenda: “Bienvenido al mundo. Ya has cambiado el nuestro.”
Las redes sociales estallaron en felicitaciones de parte de los fans, equipos de F1 e incluso pilotos rivales. Mensajes de Red Bull Racing, Mercedes y McLaren aplaudieron al joven campeón por priorizar a su familia en un momento tan importante de la temporada.
Vida de padre en jet privado: lujo con propósito
El piloto de 26 años fue visto más tarde llegando a Miami en su Dassault Falcon 900EX, un jet privado de $58 millones que anteriormente pertenecía al fundador de Virgin Group, Sir Richard Branson. Verstappen lo compró en 2020 y lo personalizó para viajes de larga distancia entre carreras.
Aunque es conocido por su enfoque competitivo y disciplinado, Verstappen se mostró relajado y radiante al bajar del avión, incluso se detuvo brevemente para saludar a los fans antes de dirigirse al paddock.
“Han sido días muy intensos, pero todo salió bien. El bebé y la mamá están en perfecto estado”, dijo a los periodistas el viernes. “Siento una nueva clase de responsabilidad — y una motivación diferente.”
Abrazando la paternidad
Verstappen también se sinceró sobre los cambios emocionales que ha vivido desde que se convirtió en padre.
“Uno cree que conoce la presión cuando va a 300 kilómetros por hora”, dijo con una sonrisa. “Pero tener a tu hijo en brazos por primera vez… eso es algo totalmente distinto. Te transforma.”
Cuando se le preguntó si esta experiencia afectará su mentalidad en las carreras, Verstappen admitió que ya le ha cambiado la perspectiva. “Sigo queriendo ganar, siempre. Pero ahora siento que no compito solo por mí. Quiero que mi hijo esté orgulloso algún día.”
Este momento sincero tocó el corazón de muchos fans, que elogiaron a Verstappen por encontrar un equilibrio entre su vida personal y profesional en un deporte que exige viajes constantes y alto rendimiento.
En pista en Miami
A pesar de la semana emocional, Verstappen sigue concentrado en su objetivo. Mientras se prepara para el GP de Miami, las expectativas están por las nubes para el piloto de Red Bull, que actualmente lidera el campeonato de pilotos.
El director del equipo, Christian Horner, elogió la madurez y profesionalismo del neerlandés. “Apoyamos totalmente que Max se tomara el tiempo que necesitaba. Ha demostrado que se puede ser un gran campeón y un gran padre al mismo tiempo.”
Reacción de los fans y los medios
Las redes sociales han mostrado un apoyo abrumador, con hashtags como #DadStappen y #BabyBull en tendencia en X (antes Twitter). Los vídeos de Verstappen hablando de su hijo han acumulado millones de visualizaciones, con fans comentando que esta nueva etapa lo hace “más cercano” y “más humano”.
Incluso el veterano comentarista Martin Brundle opinó: “Max siempre ha tenido una personalidad intensa en la pista, pero ahora estamos viendo otro lado de él — más tierno, más equilibrado y igual de fascinante.”
Mientras Verstappen se prepara para volver a competir este fin de semana, los ojos del mundo del automovilismo estarán puestos en él — no solo como piloto, sino ahora, también como padre.