Marcus Rashford exigió que el Barça le otorgara el dorsal número 10 a pesar de haber llegado recientemente, pero la reacción de Hansi Flick enfureció a toda la afición culé.

Marcus Rashford ha generado una gran controversia en el FC Barcelona incluso antes de debutar con el equipo. El delantero inglés, que acaba de llegar procedente del Manchester United, habría solicitado llevar el icónico dorsal número 10, un número que en el club tiene un peso histórico enorme por haber sido usado por leyendas como Ronaldinho, Rivaldo y, más recientemente, Lionel Messi. Esta petición no solo ha sorprendido a la directiva, sino que también ha causado una ola de indignación entre los aficionados blaugranas.

Según fuentes cercanas al vestuario, Rashford expresó su deseo de portar el número 10 durante su presentación inicial con el cuerpo técnico. Aunque su intención podría entenderse como una señal de confianza y ambición, muchos lo han interpretado como un acto de arrogancia y falta de respeto hacia la historia del club y sus símbolos más sagrados.

La reacción del entrenador Hansi Flick fue lo que terminó de incendiar los ánimos. Lejos de rechazar la propuesta o de tomar una postura diplomática, Flick habría respondido con una frase que dejó helados a muchos en la institución: “Si quiere el 10, que lo lleve. No vivimos del pasado.” Estas palabras no solo fueron vistas como una concesión innecesaria a un jugador recién llegado, sino también como una falta de consideración hacia el legado de figuras que han marcado época en el Barça.

En redes sociales, la afición no tardó en reaccionar. El hashtag #El10NoSeToca se volvió tendencia en cuestión de horas, con miles de comentarios criticando tanto a Rashford como a Flick. Muchos consideran que el dorsal debería ganarse con rendimiento en el campo, y no ser otorgado por simple deseo del jugador. “Rashford todavía no ha jugado ni un minuto y ya quiere el 10… Messi lo tuvo que sudar”, decía un aficionado en Twitter.

La directiva del club, por su parte, se encuentra en una situación delicada. Por un lado, desean apoyar al nuevo técnico y darle libertad para manejar el vestuario a su manera. Por otro, saben que una decisión impopular podría tensar aún más la relación con una afición que ya venía mostrando dudas tras una temporada anterior poco convincente.

En definitiva, lo que debía ser un fichaje ilusionante para reforzar el ataque blaugrana se ha convertido en una fuente de conflicto interno y externo. Ahora todas las miradas estarán puestas sobre Marcus Rashford y su rendimiento en el campo. Si logra justificar su pedido con goles y actuaciones memorables, es posible que el tiempo calme los ánimos. Pero si su paso por el Barça no cumple con las expectativas, este episodio podría marcar negativamente su estancia en el club desde el primer día.

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