El mundo de MotoGP vivió momentos de tensión tras el caótico Gran Premio de Tailandia, pero sorprendentemente fue Marc Márquez quien asumió el papel de pacificador, poniendo fin a la polémica entre Enea Bastianini y Álex Crivillé. Las acusaciones entre ambos habían estallado tras el accidente de Márquez durante la carrera, con los protagonistas divididos sobre cómo se manejó la sanción y la integridad del reglamento. Sin embargo, el campeón de España decidió no dejar que la discusión degenerara y hizo un llamamiento a la calma.
“Entiendo la frustración de ambos, pero una caída es parte del juego. No hay que pelear por esto”, dijo Márquez en una rueda de prensa extraordinaria, intentando calmar los ánimos tras las agrias críticas entre ambos rivales.
La disputa comenzó cuando Bastianini acusó a Márquez de haber aprovechado el reglamento a su favor durante la carrera, utilizando un adelantamiento estratégico a Takaaki Nakagami para no perder un tiempo precioso con la sanción. Por otro lado, Crivillé había opinado sobre las dificultades de Márquez en los últimos años, pero su comentario sobre el riesgo de un posible dominio con Ducati avivó aún más la discusión.
En su discurso, Márquez asumió toda la responsabilidad de lo ocurrido en carrera. “Fui yo quien cometió un error en mojado y se cayó. Esto comprometió mi carrera y si alguien debe ser criticado, ese soy yo”, dijo con franqueza. Con estas palabras, Márquez buscó desviar la atención de las controversias personales entre Bastianini y Crivillé, reconociendo que la tensión en la pista a menudo puede llevar a discusiones que se salen de control.
Márquez también llamó a los compañeros a respetar la complejidad de las carreras y las difíciles decisiones que se toman durante las competiciones. “Las carreras son impredecibles y todos los pilotos intentamos hacerlo lo mejor posible. Los errores y las estrategias son parte de nuestro trabajo, pero debemos aceptar las decisiones de la dirección de carrera y mirar hacia adelante”, explicó el español.
Además de zanjar la disputa, Márquez hizo un llamamiento a la solidaridad entre los pilotos, especialmente en un momento tan delicado de la temporada. “Al fin y al cabo, todos estamos aquí por la misma razón: competir y mejorar nuestro deporte. En lugar de dividirnos, deberíamos trabajar juntos para hacer de MotoGP un entorno más competitivo y respetuoso”, declaró.
Márquez también mencionó la necesidad de revisar algunas reglas para evitar futuros malentendidos, pero destacó que estas discusiones deben darse de manera constructiva. “Si hay reglas que necesitan ser aclaradas, podemos discutirlas con calma y respeto en los foros apropiados, no a través de controversias públicas”, añadió.
A falta de dos carreras para el final, Márquez recordó que es crucial mantener la concentración en el campeonato, en lugar de distraerse con discusiones inútiles. “Cada punto es importante a estas alturas de la temporada. Bastianini, Crivillé y todos nosotros debemos pensar en las carreras que quedan y dar lo mejor de nosotros”, afirmó, invitando a los corredores a centrarse en las próximas competiciones.
El campeón de España concluyó su discurso con un mensaje positivo: “Al final, somos una familia en el mundo de MotoGP. Las rivalidades son naturales, pero siempre debemos recordar que lo que realmente importa es el respeto mutuo y la pasión por el deporte”.
La intervención de Márquez fue recibida positivamente por sus compañeros y aficionados, que valoraron su madurez y su compromiso por mantener la paz en el paddock. En un momento en el que la tensión aumenta y cada error puede ser decisivo, la capacidad de Márquez para calmar los ánimos demuestra un gran liderazgo.
Con la temporada llegando a su fin y las rivalidades aún acaloradas, será interesante ver si la intervención del campeón de España traerá una atmósfera más serena en las próximas carreras. Una cosa es segura: Márquez no sólo es un gran piloto, sino también un referente fuera de la pista.