En una noticia que sacude tanto al mundo mediático como al político, Elon Musk —director ejecutivo de Tesla, SpaceX y propietario de X (antes Twitter)— habría iniciado negociaciones para adquirir la cadena de televisión estadounidense ABC. Pero lo más impactante es su presunto plan de nombrar como director ejecutivo de la cadena al polémico comentarista político Tucker Carlson. Esta jugada ha generado intensos debates y plantea una pregunta provocadora: ¿quiere Musk poner fin de una vez por todas a la cultura “woke”?
Una adquisición que hace temblar a Hollywood y Washington
Según fuentes cercanas, Elon Musk ha mostrado un interés concreto en comprar ABC, una de las cadenas más emblemáticas de Estados Unidos y actualmente propiedad de Disney. Esta última se encuentra en una situación complicada con pérdidas en su división de streaming y críticas constantes por promover contenidos “demasiado progresistas”.
Musk, quien ha criticado en repetidas ocasiones a los medios que considera parcializados, ve esta adquisición como una oportunidad para “restablecer un periodismo honesto, sin sesgos ideológicos”. En un evento privado habría dicho:
“El público quiere la verdad, no propaganda ideológica. Es hora de devolver la voz a quienes han sido silenciados.”
Tucker Carlson: ¿una estrategia o una provocación?
El supuesto nombramiento de Tucker Carlson como CEO de ABC es una jugada que ha encendido todas las alarmas. El ex presentador de Fox News, despedido en 2023 tras múltiples controversias, se ha convertido en uno de los rostros más visibles del movimiento anti-woke en EE.UU. Actualmente conduce un programa en X, donde sigue difundiendo su visión conservadora.
Para algunos, se trata de una declaración de guerra a la industria mediática liberal. Para otros, una jugada maestra de Musk para conquistar al electorado conservador, especialmente con las elecciones presidenciales de 2026 en el horizonte.
Reacciones explosivas en el mundo mediático
Las reacciones no se han hecho esperar. Mientras que sectores de derecha celebran la noticia, el mundo progresista se ha mostrado indignado.
Alexandria Ocasio-Cortez, congresista demócrata, publicó:
“Musk quiere convertir una red informativa en una máquina de propaganda. Esto no es libertad de expresión, es manipulación mediática.”
En contraste, Joe Rogan elogió el movimiento:
“Quizás esto sea justo lo que necesitamos. Las grandes cadenas están podridas; hace falta alguien que sacuda el sistema.”
Una nueva ofensiva contra el “wokismo”
Esta posible compra forma parte de la cruzada más amplia de Elon Musk contra lo que él llama “la dictadura de lo políticamente correcto”. Desde que compró Twitter en 2022, ha modificado las normas de moderación de contenidos, restaurado cuentas canceladas y promovido un discurso más libre, aunque polémico.
Tomar control de una cadena tradicional como ABC sería, según sus críticos y seguidores, el siguiente paso lógico en su lucha contra el wokismo cultural.
¿Un proyecto posible o solo un símbolo?
Hasta ahora, ni Disney ni Musk han confirmado oficialmente la operación. Expertos en finanzas advierten que una compra así sería legal y técnicamente compleja. La FCC (Comisión Federal de Comunicaciones) podría bloquearla si considera que amenaza la pluralidad informativa.
Sin embargo, más allá de su viabilidad, el mensaje es claro: un empresario tecnológico quiere influir directamente en la narrativa mediática dominante.
Conclusión: ¿el fin del wokismo o el inicio de una nueva guerra cultural?
Si esta operación se concreta, podría cambiar radicalmente el panorama mediático estadounidense. Elon Musk, al colocar a Tucker Carlson al frente de una gran cadena, podría redefinir el debate público y fortalecer una agenda contracultural conservadora.
Pero también corre el riesgo de polarizar aún más a la sociedad, intensificar la guerra cultural y generar nuevas tensiones sobre la concentración del poder informativo.
Lo único cierto es que, con esta jugada, Musk ha vuelto a colocar la neutralidad de los medios en el centro de una tormenta política y cultural sin precedentes.
