Lo que alguna vez pareció una fantasía futurista está a punto de hacerse realidad. Elon Musk, el icónico CEO de Tesla y SpaceX, está cada vez más cerca de controlar completamente una ciudad entera en Texas, la cual está moldeando según sus propias reglas. Todo comenzó con Boca Chica, un pequeño pueblo costero que se convirtió rápidamente en el epicentro del ambicioso programa espacial de SpaceX. Pero lo que sucede ahora en esa zona levanta muchas preguntas sobre el poder privado, la gobernanza local y el futuro de las comunidades rurales en Estados Unidos.

Una ciudad renombrada “Starbase”
En 2021, Musk anunció su intención de renombrar Boca Chica como “Starbase, Texas”. Lo que al principio parecía solo una maniobra de marketing, ha evolucionado en un proyecto serio para transformar la localidad en una ciudad futurista y privada. SpaceX ha adquirido casi todas las propiedades cercanas a su centro de lanzamiento, dejando solo a unos pocos residentes originales.
Según diversas fuentes, el equipo legal de Musk está trabajando para establecer una entidad administrativa especial, que le permitiría a la empresa controlar servicios municipales, fijar sus propias normativas y restringir el acceso a playas y caminos locales.
Cierre de playas y zonas restringidas
Cada vez que SpaceX lanza un cohete, las autoridades cierran completamente el acceso a las playas cercanas, lo cual ha causado descontento entre los residentes y activistas. Algunos habitantes se quejan de que se están violando sus derechos básicos y que Musk actúa como si fuera dueño del lugar.
“Hemos vivido toda la vida con el mar frente a nosotros, y ahora no podemos ni pisar la arena porque un multimillonario quiere lanzar sus cohetes”, comenta María Sánchez, vecina de Brownsville.
Organizaciones locales denuncian que estas restricciones afectan la vida diaria, el turismo y la pesca, y temen que este sea solo el principio de una privatización total del espacio público.
¿Ciudad del futuro o distopía moderna?
Los seguidores de Musk afirman que Starbase será una ciudad modelo, alimentada por energía solar, equipada con vehículos autónomos y tecnologías de vanguardia. Sin embargo, críticos advierten que podría convertirse en una distopía dirigida por un solo individuo, donde no existe una verdadera democracia ni control ciudadano.
“Es como si estuviéramos viendo a un señor feudal moderno construyendo su propio reino tecnológico. Esto es Estados Unidos, no un experimento autoritario”, opinó un experto legal de la Universidad de Texas.
¿Es legal?
Las leyes de Texas permiten la creación de nuevas municipalidades bajo ciertas condiciones, como número de habitantes e infraestructura. Según juristas, Musk podría cumplir con estos requisitos en pocos años, sobre todo si continúa atrayendo inversión, desarrollo y promesas de empleo para las autoridades locales.
¿Qué nos espera?
Por ahora, ni SpaceX ni Elon Musk han emitido un comunicado oficial sobre la fundación de una nueva ciudad. Sin embargo, las señales son claras: adquisición masiva de terrenos, restricciones crecientes, y declaraciones públicas provocadoras por parte de Musk.
¿Será “Starbase” el modelo urbano del futuro o una amenaza al sistema democrático local? Lo cierto es que, en Texas, Musk está construyendo mucho más que cohetes: está dando forma a su propio mundo.