El Abierto de Estados Unidos de 2025 no solo acapara titulares por el nivel del tenis y las rivalidades deportivas, sino también por un evento sin precedentes que ha sacudido el mundo del deporte y los negocios. El protagonista de esta historia es nada menos que Carlos Alcaraz , actual número uno del mundo, y el empresario estadounidense Tim Cook , CEO de Apple y una de las personalidades más influyentes del planeta.
Según fuentes cercanas al torneo, Cook habría hecho una propuesta multimillonaria al joven tenista murciano: un contrato de patrocinio valorado en 199 millones de dólares , con una condición muy concreta: que Alcaraz se convirtiera en embajador global de una campaña pro-LGBT impulsada por Apple, y que aceptara llevar mensajes y símbolos de inclusión en el estadio del US Open, así como en cada partido internacional importante en el que participara.
La noticia cayó como un bombazo. El contrato especificaba que Apple financiaría no solo la promoción personal de Alcaraz, sino también proyectos sociales vinculados a la diversidad y la igualdad en el deporte. De concretarse, este sería uno de los acuerdos más lucrativos en la historia del tenis, superando incluso contratos legendarios como los de Roger Federer con Uniqlo o Serena Williams con Nike.
Un analista financiero de Forbes lo resumió así:
«Nunca hemos visto un movimiento tan agresivo en el deporte. Tim Cook quiere que Apple no solo patrocine, sino que lidere una conversación cultural global con Alcaraz como figura central».
El murciano, que a sus 22 años ya acumula títulos de Grand Slam y el cariño de millones de aficionados en todo el mundo, se vio repentinamente en el centro de un debate mucho más amplio que el tenis. ¿Debería un deportista convertirse en portavoz de una causa social o política?
Las opiniones se dividieron rápidamente. En España, algunos lo vieron como una oportunidad histórica para que Alcaraz trascendiera el campo y se convirtiera en un icono de la inclusión. Otros, sin embargo, advirtieron del riesgo de que su imagen deportiva se viera eclipsada por la polémica.
Un aficionado comentó en redes sociales: «Queremos ver a Carlos levantar trofeos, no banderas».
Otro respondió: «¿Por qué no ambos? Ser un deportista de élite también significa ser una figura social».
En medio de la especulación, Carlos Alcaraz decidió alzar la voz. Lo hizo mediante un comunicado oficial emitido por su equipo de prensa. Su mensaje fue breve, pero dejó a todos boquiabiertos:
Mi compromiso siempre será con el tenis, con mis valores y con el respeto a todos. El deporte une, no divide.
Siete palabras clave de su declaración: tenis, valores, respeto, deporte, une, no divide , fueron suficientes para generar una ola de reacciones en todo el mundo.
La declaración fue recibida con aplausos por la gran mayoría de aficionados y expertos, quienes la interpretaron como una muestra de madurez de un jugador que no necesita gritar para dejar clara su postura. En redes sociales, etiquetas como #RespetoAlcaraz y #ElDeporteUne se convirtieron en tendencia mundial.
Incluso figuras del tenis como Rafael Nadal y Novak Djokovic han expresado en privado su admiración por la forma en que el joven español maneja la presión.
Un columnista del Guardian escribió:
«Alcaraz no aceptó ni rechazó la propuesta directamente. Astutamente, devolvió la pelota a quienes quieren usar el deporte como escaparate ideológico».
Mientras tanto, el propio Tim Cook no ha emitido ningún comentario inmediato. Fuentes internas de Apple confirman que la propuesta se presentó y que el contrato sigue “sobre la mesa”, a la espera de la decisión final de Alcaraz y su equipo.
La prensa estadounidense especula que este episodio podría marcar un punto de inflexión en la relación entre las grandes corporaciones multinacionales y los deportistas de élite.
Algunos observadores señalan que el episodio combina hechos verificables —la intención de Apple de aumentar su visibilidad en el deporte— con elementos que rozan la ficción mediática, amplificados por la repercusión de las redes sociales. Lo innegable es que Carlos Alcaraz ha demostrado, una vez más, que su fuerza no reside solo en su garra o volea, sino también en su capacidad de mantener la calma en medio del caos.
El US OPEN 2025 será recordado no sólo por sus partidos épicos, sino también por este episodio que puso la relación entre el dinero, el deporte y las causas sociales al frente del debate.
Carlos Alcaraz, con tan solo 22 años, ya no es sólo un campeón de tenis: es un modelo de cómo el respeto y la serenidad pueden prevalecer ante cualquier presión externa.