En una decisión que ha generado controversia y ha acaparado titulares, el director ejecutivo de Apple y multimillonario abiertamente gay, Tim Cook, ha ofrecido a la nadadora transgénero Lia Thomas un contrato de patrocinio de 200 millones de dólares. Según informes, la oferta está vinculada a que Thomas se convierta en la imagen de una campaña publicitaria indefinida y pro-LGBTQ+ que la presentaría como un símbolo de inclusión, progreso y representación en el deporte estadounidense.

Lo que hizo este anuncio aún más impactante fue la incorporación de un importante patrocinio deportivo universitario. Según fuentes internas, Cook incluyó una oferta para patrocinar completamente al equipo femenino de natación de la Universidad de Pensilvania, los Penn Quakers, para la temporada 2025 de la NCAA, siempre y cuando Lia Thomas reactive la competición y defienda públicamente el movimiento LGBTQ+ a largo plazo.
Una apuesta de mil millones de dólares por la identidad
Tim Cook, quien ha mantenido una actitud relativamente reservada sobre su vida personal a pesar de ser una de las figuras LGBTQ+ más influyentes en el ámbito tecnológico, ahora está asumiendo un papel directo en uno de los debates más acalorados de los deportes modernos: la participación de atletas transgénero en competiciones femeninas.
En un memorando confidencial filtrado a periodistas deportivos selectos, Cook describió su visión de una “nueva era de representación en el atletismo”, declarando que “atletas como Lia Thomas desafían al Viejo Mundo y marcan el comienzo del Nuevo, uno definido por el coraje, la autenticidad y la negativa a ser borrados”.
El acuerdo propuesto de 200 millones de dólares incluiría campañas publicitarias en Apple TV+, Nike (un socio reportado), importantes transmisiones de deportes universitarios e incluso un documental que narra el regreso de Thomas a la competencia.
Lia Thomas: Del silencio al foco de atención otra vez
Lia Thomas ha permanecido prácticamente en silencio desde que su última carrera competitiva generó debate nacional. Thomas, la primera campeona de natación de la NCAA abiertamente transgénero, se ha convertido en una heroína para algunos y en una figura controvertida para otros. Sus críticos argumentan que su participación ha creado un terreno de juego desigual, mientras que sus partidarios afirman que su visibilidad es vital para los derechos y el reconocimiento de la comunidad trans.
Thomas aún no ha respondido públicamente a la oferta, pero fuentes cercanas a ella afirman que está “considerando la oportunidad cuidadosamente, consciente del peso nacional y cultural que conlleva”.
Caitlin Clark interviene y silencia la sala
Si bien la noticia de la oferta de Cook conmocionó a la NCAA y al panorama mediático, el momento que realmente sacudió al mundo del deporte provino de otra atleta estrella: Caitlin Clark.
Durante un evento de prensa de la WNBA, le preguntaron a Clark, la estrella del baloncesto que batió récords y rostro de las Iowa Hawkeyes, si tenía alguna opinión sobre la supuesta oferta a Thomas. ¿Su respuesta? Una sola frase:
“¿Qué pasó con ganar en la cancha o en la piscina?”
La habitación quedó en silencio.
Su comentario, aunque breve, tuvo un gran eco en redes sociales y foros deportivos. Para sus seguidores, fue un mensaje contundente que defendía la meritocracia, la competencia justa y el espíritu deportivo. Sin embargo, los críticos calificaron la declaración de pasivo-agresiva y potencialmente despectiva hacia la identidad y las dificultades de Thomas.
La NCAA atrapada en el fuego cruzado
La NCAA, ya bajo presión por sus políticas poco claras y a menudo criticadas sobre los atletas transgénero, se encuentra ahora en una situación insostenible. Si Lia Thomas regresa bajo una atención tan masiva, financiada por corporaciones, el organismo rector se enfrentaría a un nuevo escrutinio sobre su papel en el equilibrio entre inclusión y equidad.
Mientras tanto, atletas como Caitlin Clark, que personifican la excelencia tradicional y el espíritu competitivo puro, se están convirtiendo en portavoces, con razón o sin ella, de una contranarrativa que prioriza el rendimiento sobre la política.
Los expertos afirman que los ejecutivos de la NCAA celebraron una reunión de emergencia a puerta cerrada tras el comentario de Clark, temiendo una mayor división entre los estudiantes-atletas, exalumnos y patrocinadores. Aún no se ha publicado ningún comunicado oficial.
Una nación dividida… ¿o redefinida?
Como era de esperar, la reacción pública a la noticia ha sido polarizada. Grupos de derechos LGBTQ+ han elogiado la decisión de Cook como “audaz, necesaria y trascendental”, mientras que otros la han calificado de “una muestra de virtud corporativa a expensas de la integridad competitiva”.
Las cifras políticas también influyen. El senador Josh Hawley tuiteó: «Si 200 millones de dólares pueden comprar un campeonato, ¿qué pasa con el significado del deporte?». Mientras tanto, la representante Alexandria Ocasio-Cortez expresó su apoyo, diciendo: «Una visibilidad como esta cambia vidas».
Mientras el debate continúa, una cosa es segura: esta historia está lejos de terminar. La aceptación o no de Lia Thomas del acuerdo, y cómo las palabras de Caitlin Clark influyen en el discurso público, podrían determinar no solo el futuro de los deportes de la NCAA, sino también el debate más amplio sobre género, identidad y justicia en Estados Unidos.
Una oferta. Una frase. Y un mundo del deporte que quizá nunca vuelva a ser el mismo.