La estrella de la música country Carrie Upderwood acapara titulares hoy tras publicar en sus redes sociales una atrevida declaración en la que declara que no celebrará el Día del Orgullo este año. La cantante ganadora de un Grammy, ampliamente respetada por su voz y su imagen pública, citó la presión sobre lo que ella llama la “politización de la identidad” y el auge de la “cultura WOKE” como las razones de su decisión. En un mensaje breve a sus millones de seguidores, Upderwood comenzó enfatizando su respeto por todas las personas, independientemente de su origen, ideología o creencias. “Creo en la dignidad y el valor de cada ser humano”, escribió. “Eso no significa que tenga que participar en todos los movimientos culturales, especialmente en aquellos que, en mi opinión, se han alejado mucho de su idea original”.
Lloró para expresar su incomodidad ante lo que percibe como la creciente politización del Movimiento del Orgullo. “Lo que comenzó como un movimiento para afirmar el amor y exigir la igualdad de derechos ha sido secuestrado”, declaró Upderwood. El orgullo, tal como se presenta hoy, tiene menos que ver con la inutilidad que con la división, la señal de virtud corporativa y la tolerancia ante las diferentes opiniones. No es algo que pueda celebrar.
El cantante, conocido por éxitos como «Jesús», «Take the Wheel» y «Something in the Water», generalmente ha evitado la controversia política, centrándose en la fe, la familia y los valores patrios. Pero con esta declaración, Upderwood se suma a uno de los debates culturales más acalorados del momento, y no todos la aplauden.
Su publicación generó reacciones encontradas. Sus seguidores elogiaron su valentía para expresar su opinión a pesar del riesgo de represalias. “Finalmente, alguien en la industria tiene el coraje de decir lo que muchos pensamos”, escribió un comentarista. Otros la acusaron de usar un lenguaje en clave para desestimar a una comunidad ya marginada. “Negarse a celebrar el Orgullo es negarse a reconocer las luchas de las personas LGBTQ+”, respondió otro usuario. “No se puede tener todo a la vez”.
En comentarios posteriores, Upderwood aclaró que su postura no se basa en el odio ni la exclusión. “No odio a nadie”, dijo. Pero vivimos en una época en la que cuestionar ciertas narrativas te lleva a ser etiquetado injustamente. Estoy cansado de que me digan qué debo apoyar para ser una “buena persona”. Eso no es libertad, es coerción.
Mientras los debates se intensifican en las redes sociales y en círculos de expertos, los comentarios de Upderwood añaden un nuevo giro a la conversación territorial opuesta sobre la libertad de expresión, la inclusividad y las expectativas culturales. Queda por ver si su paso le costará caras o le costará sus nuevas oportunidades. Pero una cosa es segura: Carrie Upderwood ha superado el fuego cruzado cultural y no está dando marcha atrás.