Un terremoto sacudió la villa de baloncesto femenino cuando Angel Rese, estrella de Chicago Sky, dio públicamente un impactante ultimátum para la selección estadounidense el 14 de marzo de 2025. En una entrevista en vivo en el podcast “Unapologity Angel”, Reese no dudó en declarar: “Si Caitlin Clark se une a este equipo, me iré para siempre”. Esta dura afirmación conmocionó de inmediato a la comunidad de aficionados y puso a la federación estadounidense de baloncesto (USA Basketball) en una situación incómoda, especialmente cuando se acercaban los Juegos Olímpicos de 2028. Apenas unas horas después, la entrenadora Cheryl Reeve respondió con una declaración sorpresiva, lo que intensificó el drama.

Reese y Clark, las dos caras más destacadas de la WNBA desde la temporada 2024, han sido durante mucho tiempo el foco de una feroz competencia. La relación entre ellas no es hostil, pero el enfrentamiento en el campo y la constante comparación en los medios han creado una clara tensión. Reese, con un estilo de juego feroz y liderando el torneo en cuanto a rebotes, no parecía querer compartir la gloria con Clark, quien batió el récord de puntos para novatas y era considerada una candidata brillante para la selección nacional. “No estoy aquí para jugar con alguien que no respeta mi valor”, dijo Reese, refiriéndose a que se sentía eclipsada por la atención que recibía Clark.

La reacción de Cheryl Reeve agravó la situación. En una conferencia de prensa de emergencia, Reeve declaró: “No dejaremos que nadie tome el control de este equipo, ni siquiera Angel ni Caitlin”. Sus duras palabras dieron a entender que USA Basketball no cedería ante el ultimátum, pero al mismo tiempo dejaron abierta la posibilidad de que ambas jugadoras fueran eliminadas sin alcanzar la unidad. “Este es un equipo nacional, no un campo de juego personal”, enfatizó Reeve, lo que hizo que los aficionados se preguntaran a quién elegiría entre estos dos talentos excepcionales.

En la red social X, el hashtag #reesevlark volvió a estallar. Los fans de Reese la elogiaron por su firmeza, mientras que un seguidor de Clark afirmó que Reese estaba causando problemas innecesarios. “Angel acaba de convertir al equipo en un circo”, comentó un comentarista, mientras que otros se negaron: “¡Solo quiere respeto!”. Independientemente del resultado, las tácticas de Reese sentaron un peligroso precedente para el baloncesto estadounidense, y el mundo entero esperaba ver si cumplía su amenaza o si Reeve encontraba la manera de acabar con este drama antes de que se descontrolara. Una cosa es segura: ¡el baloncesto femenino nunca ha estado tan en auge!