En un hallazgo que ha capturado la atención de historiadores, arqueólogos y fieles por igual, los restos óseos de San Constancio, una figura venerada en la tradición cristiana, fueron descubiertos recientemente en la pequeña ciudad de Rorschach, ubicada a orillas del lago de Constanza en Suiza. Este descubrimiento, que tuvo lugar durante unas excavaciones rutinarias en una antigua iglesia del siglo XIII, no solo arroja luz sobre la vida de este santo poco conocido, sino que también plantea nuevas preguntas sobre la historia religiosa de la región y su conexión con el pasado medieval de Europa.

El hallazgo ocurrió cuando un equipo de arqueólogos, liderado por el profesor Markus Huber de la Universidad de Zúrich, realizaba trabajos de restauración en la iglesia de San Columbano, un sitio histórico que ha sido objeto de interés durante décadas debido a su antigüedad y relevancia cultural. Mientras excavaban en una cripta subterránea, los investigadores encontraron un pequeño sarcófago de piedra que contenía restos humanos cuidadosamente preservados. Junto a los huesos, se hallaron fragmentos de tela que podrían haber formado parte de vestimentas litúrgicas, así como una placa de plomo inscrita con el nombre “Constantius” y una cruz grabada, lo que llevó a los expertos a vincular los restos con el santo homónimo.
San Constancio, según las crónicas eclesiásticas, fue un mártir cristiano que vivió entre los siglos III y IV, aunque los detalles de su vida son escasos y están envueltos en leyenda. Se cree que fue un predicador que difundió el cristianismo en las regiones alpinas durante los últimos días del Imperio Romano, enfrentándose a la persecución antes de ser ejecutado por su fe. Su culto, aunque modesto, perduró en ciertas comunidades de Suiza y el sur de Alemania, donde se le atribuían milagros relacionados con la protección contra las inundaciones, un problema recurrente en las tierras cercanas al lago de Constanza.
El profesor Huber explicó que los restos óseos muestran signos de una muerte violenta, con marcas en el cráneo y las extremidades que podrían ser consistentes con un martirio. “Es un descubrimiento extraordinario”, afirmó. “No solo confirma la presencia de San Constancio en esta región, sino que también nos ofrece una ventana hacia las prácticas funerarias y la devoción de la época”. Los análisis de carbono-14 están en curso para determinar con precisión la edad de los restos, pero las primeras estimaciones sugieren que datan de hace más de 1.500 años, lo que coincide con el período en que se supone que vivió el santo.
La noticia ha generado un revuelo significativo en Rorschach y más allá. La iglesia de San Columbano, que había sido un punto de interés principalmente para historiadores locales, ahora atrae a peregrinos y turistas deseosos de ver el lugar donde reposaron los restos de San Constancio durante siglos. Las autoridades eclesiásticas suizas han expresado su intención de colaborar con los arqueólogos para decidir el destino final de los restos, que podrían ser exhibidos en un museo o reubicados en un altar como reliquia sagrada.
Para los habitantes de Rorschach, este descubrimiento es más que un evento arqueológico: es una conexión tangible con su pasado espiritual. “Siempre hemos oído historias sobre santos que caminaron por estas tierras”, comentó Anna Keller, una residente local. “Ahora sentimos que San Constancio está con nosotros de nuevo”. Mientras los expertos continúan su investigación, el legado de este mártir olvidado parece destinado a renacer, uniendo historia, fe y misterio en un rincón tranquilo de Suiza que, de repente, se encuentra en el centro de la atención mundial.