En un mundo donde los ultra-ricos no dejan de sorprendernos con sus gastos desorbitados, Elon Musk sigue siendo el rey de lo inesperado. El magnate detrás de Tesla, SpaceX, Neuralink y X (anteriormente Twitter) ha logrado fusionar dos de sus decisiones más extravagantes: lanzar un auto Tesla al espacio y adquirir Twitter por 44.000 millones de dólares. Para muchos, este combo representa el ejemplo perfecto del escándalo multimillonario más absurdo y fascinante del siglo XXI.

Un Tesla en órbita: ¿genialidad publicitaria o delirio de magnate?
En febrero de 2018, Elon Musk asombró al mundo al enviar al espacio un Tesla Roadster rojo a bordo del cohete Falcon Heavy de SpaceX. En el asiento del conductor: un maniquí vestido de astronauta llamado “Starman”. El coche aún orbita el sol, en lo que Musk describió como “una muestra de lo que somos capaces de hacer”.
Algunos lo calificaron como una obra maestra de marketing. Pero muchos críticos lo vieron como un derroche sin sentido.
“Podría haber enviado instrumentos científicos, satélites útiles… en cambio, eligió enviar un coche de lujo”, opinaban varios expertos aeroespaciales.
Twitter: 44.000 millones para una red social dividida
En 2022, Musk sacudió otra vez el panorama global con la compra de Twitter. El precio: 44.000 millones de dólares. Su promesa: devolver la “libertad de expresión” a la plataforma. Desde entonces, Twitter (ahora X) ha sufrido despidos masivos, desinformación, pérdida de anunciantes y una reducción notable de su valor de mercado.
“Pagó lo que equivale al PIB de varios países por una red que ya no genera beneficios estables”, dijo un analista económico.
Cohetes, casas ocultas y lujos insólitos
Y eso no es todo. Musk ha protagonizado una larga lista de gastos y proyectos excéntricos: desde túneles subterráneos con The Boring Company, hasta chips cerebrales con Neuralink. Aunque afirma vivir en una casa prefabricada de menos de 50.000 dólares cerca de la sede de SpaceX, sus frecuentes vuelos en jet privado y propiedades ocultas desmienten esa imagen austera.
También ha invertido en mochilas-cohete, colonias en Marte y proyectos de inteligencia artificial capaces de generar conversaciones casi humanas.
¿Visionario o millonario fuera de control?
Las opiniones se dividen. ¿Es Musk un genio incomprendido que ve el futuro antes que los demás? ¿O un multimillonario caprichoso con complejo de dios? Para sus admiradores, es un héroe moderno que rompe moldes. Para sus detractores, representa el lado más irresponsable del capitalismo.
Lanzar un coche al espacio mientras compra redes sociales en decadencia podría parecer absurdo, pero en realidad define bien la figura de Musk: mezcla de ciencia, espectáculo y ambición sin límites.
Conclusión
A favor o en contra, Elon Musk ha transformado la forma en que vemos a los empresarios tecnológicos. Ya no basta con crear productos: ahora hay que marcar la historia con gestos grandiosos, sin importar el precio. Y Musk lo hace como nadie.
¿Lanzar un Tesla al espacio y gastar 44.000 millones en Twitter? Solo Elon Musk podría convertir eso en una declaración de poder… y en un escándalo que el mundo jamás olvidará.