Wimbledon 2025 continúa generando titulares impactantes, y esta vez no fue un punto en la cancha lo que capturó la atención mundial, sino un intercambio tenso y sorpresivo entre dos leyendas del tenis: Björn Borg y Novak Djokovic.
Tras la derrota de Djokovic ante el italiano Jannik Sinner en los cuartos de final del torneo, Borg —ganador de 11 Grand Slams y una figura histórica del tenis mundial— ofreció una declaración que tomó a todos por sorpresa. En una entrevista posterior al partido, el sueco expresó:

“Quizá ha llegado el momento de que Djokovic dé un paso al costado. Su legado ya está intacto, pero no es el mismo de antes.”
Estas palabras, aunque dichas con respeto, fueron interpretadas por muchos como una crítica directa al serbio, cuestionando su continuidad en el circuito profesional. Las redes sociales estallaron en debates entre fanáticos que defendían a Djokovic y aquellos que respaldaban la opinión de Borg.
Sin embargo, lo que realmente agitó a los medios fue la respuesta de cinco palabras de Djokovic al ser informado de la declaración:
“No necesito su aprobación, gracias.”
La frase fue pronunciada con serenidad, pero con una firmeza que dejó a todos —incluido Borg— sin palabras. El impacto fue inmediato: titulares por todo el mundo, debates en programas deportivos y una avalancha de reacciones en redes.
Muchos interpretaron la respuesta de Djokovic como un acto de orgullo y determinación, reafirmando su independencia y su convicción de seguir compitiendo bajo sus propios términos. Otros, sin embargo, señalaron que este tipo de tensiones reflejan una creciente presión sobre el serbio tras una temporada marcada por lesiones, dudas y momentos difíciles.
A pesar de la polémica, Djokovic se mostró tranquilo en su encuentro con la prensa y evitó alimentar el conflicto:
“Respeto a Björn como jugador y como leyenda. Pero mi camino es mío, y solo yo decidiré cuándo termina.”
Este inesperado cruce de palabras entre dos gigantes del deporte ha añadido una nueva capa de drama al ya emocionante Wimbledon 2025. Mientras los fanáticos siguen cada paso de Djokovic con atención, queda claro que su legado y su espíritu competitivo siguen más vivos que nunca.