En un giro inesperado que parece sacado de una novela de misterio, una carta de 1889 encontrada en un libro antiguo en Australia ha encendido la curiosidad de los historiadores y los aficionados al true crime por igual. Comprada en eBay por tan solo £240 por Tim Atkinson, un instalador de alfombras de Bradford, Inglaterra, este documento de 14 líneas podría ser la clave para resolver uno de los mayores enigmas criminales de la historia: la identidad de Jack el Destripador. Ahora valorada en hasta £125,000, la carta ha sido autenticada por científicos y ofrece una pista tentadora sobre Aaron Kosminski, uno de los principales sospechosos de los brutales asesinatos de Whitechapel en 1888. Este hallazgo no solo reaviva el interés en el caso, sino que también plantea preguntas fascinantes sobre cómo un objeto tan pequeño puede cambiar nuestra comprensión de un misterio que ha desconcertado al mundo durante más de un siglo.

El caso de Jack el Destripador ha capturado la imaginación de millones desde finales del siglo XIX. Entre agosto y noviembre de 1888, al menos cinco mujeres —Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly— fueron asesinadas en el distrito de Whitechapel, en el este de Londres. Los crímenes, caracterizados por su brutalidad y las mutilaciones infligidas a las víctimas, desataron el pánico en la capital victoriana. Las calles, antes bulliciosas, se vaciaron al caer la noche, mientras la policía luchaba sin éxito por capturar al asesino. A pesar de una investigación masiva que incluyó a más de 300 sospechosos, la identidad del Destripador permaneció envuelta en un velo de misterio, dando lugar a innumerables teorías y especulaciones.

La carta en cuestión, escrita en 1889 por el reverendo William Patrick Dott, un sacerdote de la iglesia All Hallows en Barking, al este de Londres, describe un incidente inquietante. En el texto, Dott relata un ataque perpetrado por un tal “Kosminski” contra una mujer llamada Mary en el East End. Según el reverendo, Kosminski corrió hacia ella gritando y blandiendo un par de tijeras, en un episodio que parece hacer eco de la violencia de los asesinatos del Destripador. La carta también menciona a “Tilly”, que se cree es una referencia a Matilda, la hermana de Aaron Kosminski. Dott escribe: “Es un milagro que no lo hayan colgado por lo que les hizo a esas pobres chicas”, una frase que muchos interpretan como una alusión directa a los crímenes de Jack el Destripador. Esta conexión, aunque circunstancial, ha generado un revuelo considerable entre los expertos.

Tim Atkinson, el hombre detrás de este descubrimiento, no es un historiador ni un detective, sino un instalador de alfombras de 58 años que decidió probar suerte en eBay. En una entrevista con el Mirror, Atkinson compartió su entusiasmo: “Lo vi en eBay y pensé en arriesgarme. Ahora que ha sido autenticado y el resultado es positivo, creo que es la carta más importante que ha salido a la luz. Demuestra que Kosminski estaba allí y podría ser el asesino”. Su decisión de enviar la carta a un científico de la Universidad de Liverpool para su análisis resultó ser acertada. Utilizando un dispositivo sensible a la luz, el experto confirmó que la tinta de pluma, la escritura y el papel son auténticos del período y no muestran signos de envejecimiento artificial. Este rigor científico añade una capa de credibilidad a un hallazgo que, de otro modo, podría haberse descartado como otra de las muchas teorías sobre el Destripador.
Aaron Kosminski, el hombre señalado por la carta, no es un desconocido en el mundo de la “ripperología”. Este inmigrante polaco, que vivía con sus dos hermanos y su hermana en Greenfield Street, Whitechapel, fue uno de los principales sospechosos en la investigación original. Se rumoreaba que había trabajado como ordenanza en un hospital antes de llegar a Whitechapel, aproximadamente siete años antes de los asesinatos de 1888. Los informes policiales de 1894, conocidos como el Memorando Macnaghten, describían a Kosminski como alguien con un “gran odio hacia las mujeres, especialmente de la clase prostituta, y con fuertes tendencias homicidas”. Sin embargo, la falta de pruebas concretas y el temor a acusaciones de antisemitismo en una comunidad judía prominente en el East End impidieron su arresto. Kosminski fue internado varias veces por presuntos problemas de esquizofrenia y murió en un asilo en 1919, llevándose consigo cualquier posible confesión.
El descubrimiento de la carta ha sido recibido con entusiasmo por algunos expertos, pero también con escepticismo. Jeff Leahy, quien ha producido un documental sobre los asesinatos, expresó su emoción: “Entendí el escepticismo cuando la carta apareció por primera vez en eBay porque hemos sido acosados por diarios falsos, cartas forjadas y, más recientemente, exageraciones de ADN. Así que estos nuevos resultados son muy emocionantes, ya que ahora tenemos otra fuente creíble sobre Jack el Destripador. Por primera vez, tenemos una conexión con Aaron Kosminski siendo violento y con los asesinatos”. Sin embargo, otros señalan que Kosminski estaba internado en un hospital psiquiátrico durante parte del período en cuestión, lo que podría debilitar la teoría. La carta, sin embargo, sugiere que no estuvo confinado todo el tiempo, abriendo la puerta a nuevas interpretaciones.
El valor potencial de la carta, estimado en £125,000, refleja su importancia histórica, pero Atkinson insiste en que no está motivado por el dinero. “No soy un hombre de dinero”, afirmó, destacando su interés en contribuir al esclarecimiento del caso. La carta, que se cree fue encontrada en un libro subastado por el departamento de teología de la Universidad de Melbourne, añade un giro internacional a la narrativa. Cómo llegó un documento tan significativo desde Londres hasta Australia sigue siendo un misterio, pero su viaje a través de continentes y plataformas digitales como eBay lo convierte en una historia aún más intrigante.
El impacto de los asesinatos de Jack el Destripador trasciende el tiempo. Las víctimas, todas mujeres vulnerables que vivían en la pobreza, se convirtieron en símbolos de las duras realidades de la Londres victoriana. La cobertura mediática de la época transformó el caso en la primera gran frenzy mediática moderna, con periódicos alimentando tanto el miedo como la fascinación del público. Hoy en día, los recorridos a pie por Whitechapel siguen atrayendo a turistas de todo el mundo, ansiosos por caminar por los mismos callejones donde acechaba el asesino. La carta de Dott no solo reaviva este interés, sino que también ofrece una oportunidad para reflexionar sobre las vidas perdidas y el legado de un caso que sigue sin resolverse.
A medida que los historiadores continúan analizando este nuevo hallazgo, la pregunta persiste: ¿es esta carta la pieza final del rompecabezas que identifica a Jack el Destripador? Aunque la evidencia es convincente, la verdad definitiva sigue siendo esquiva. Lo que sí es seguro es que la historia de Tim Atkinson y su compra en eBay ha añadido un capítulo fascinante a la saga del Destripador, invitando a una nueva generación a explorar un misterio que se niega a desvanecerse. Para aquellos que buscan compartir esta historia, la mezcla de intriga histórica, un descubrimiento fortuito y la autenticidad científica hacen de esta carta un tema perfecto para debates en redes sociales, especialmente en plataformas como Facebook, donde las historias de true crime y hallazgos inesperados tienden a captar la atención de miles.