Un descubrimiento arqueológico fascinante está sacudiendo a la comunidad científica: pinturas rupestres de miles de años de antigüedad, halladas en cuevas remotas de varios continentes, podrían ofrecer pistas de un posible contacto extraterrestre en la prehistoria. Estas obras, que representan figuras humanoides con rasgos inusuales y objetos voladores desconocidos, han desatado un debate global sobre si nuestros antepasados interactuaron con seres de otro mundo. Desde México hasta Australia, estas imágenes desafían nuestra comprensión de la historia humana. ¡Adéntrate en este enigma que está reescribiendo el pasado!
El hallazgo más reciente proviene de una cueva en el desierto de Chihuahua, México, donde arqueólogos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) descubrieron en marzo de 2025 pinturas datadas en 12,000 años atrás. Según un informe de El Universal (14 de abril de 2025), las imágenes muestran figuras alargadas con cabezas grandes, ojos desproporcionados y lo que parecen ser cascos, acompañadas de discos luminosos en el cielo. “No se asemejan a nada conocido en las culturas locales de la época”, explicó la Dra. Sofía Ramírez, líder del equipo. Estas figuras recuerdan a las encontradas en Valcamonica, Italia, y en el Parque Nacional Kakadu, Australia, donde dibujos de hace 10,000 a 40,000 años muestran formas similares, descritas por algunos como “astronautas antiguos” (National Geographic, 2023).
Lo que hace estas pinturas tan intrigantes es su contexto. En Chihuahua, las imágenes incluyen escenas de caza junto a estos seres, sugiriendo una coexistencia pacífica. En Australia, los aborígenes Warlpiri han transmitido historias orales sobre “hombres del cielo” que trajeron conocimientos, según el antropólogo Dr. James Carter (The Guardian, 2024). En India, las cuevas de Chhattisgarh muestran figuras con antenas y objetos voladores de hace 10,000 años, alimentando teorías de intervención extraterrestre (BBC News, 2014). “No afirmamos que sean aliens, pero estas representaciones desafían las explicaciones convencionales”, admite Ramírez, quien pide cautela ante el sensacionalismo.
Los defensores de la hipótesis extraterrestre, como el autor Erich von Däniken, ven estas pinturas como evidencia de visitas de seres avanzados, citando su similitud con descripciones modernas de ovnis (Chariots of the Gods, 1968). En X, usuarios están alborotados: “¡Pinturas de 12,000 años con platillos voladores! La historia que nos contaron está rota”, escribió uno, mientras otro bromeó, “¿Medusa en el Mediterráneo y ahora aliens en cuevas? El pasado está loco”. Sin embargo, los escépticos argumentan que estas figuras podrían representar chamanes en trance, deidades o símbolos astronómicos. “Los humanos siempre han imaginado lo desconocido; no necesitamos extraterrestres para explicar el arte”, sostiene el arqueólogo Dr. Miguel Torres de la UNAM (El País, 2025).
El análisis científico está en marcha. En México, pruebas de pigmentos y datación por carbono-14 confirman la antigüedad, pero la interpretación sigue abierta. En Australia, estudios de la Universidad de Sydney exploran si las pinturas reflejan eventos celestes, como cometas, que pudieron inspirar mitos (Science Advances, 2024). La falta de herramientas avanzadas en estas culturas plantea preguntas: ¿cómo sabían dibujar objetos con tal precisión? “Es posible que observaran fenómenos naturales o tuvieran una imaginación prodigiosa”, dice Torres, aunque no descarta influencias externas aún inexplicadas.
El impacto cultural es innegable. En México, el sitio de Chihuahua ya atrae turistas, mientras el gobierno planea protegerlo de saqueadores (Televisa). En redes, las teorías conspirativas se multiplican, vinculando las pinturas con textos antiguos como el Libro de Enoc, que habla de “ángeles” descendiendo (X posts). Los académicos piden rigor, pero reconocen el valor de estas obras para entender las creencias humanas. “Ya sea extraterrestre o no, este arte nos conecta con la curiosidad universal de nuestros ancestros”, reflexiona Ramírez.
Mientras los científicos profundizan, el misterio persiste: ¿fueron estas figuras un eco de visitantes de las estrellas, o el producto de mentes soñadoras mirando al cosmos? Lo único seguro es que estas cuevas nos desafían a replantear nuestra historia, susurrando secretos que podrían cambiarlo todo.
