El anuncio de la próxima serie de televisión de Harry Potter de HBO, cuyo estreno está previsto para finales de 2026 o principios de 2027, ha reavivado intensos debates sobre la adaptación de la querida franquicia de J.K. Rowling. En el centro de la controversia se encuentra la elección de Paapa Essiedu, un actor británico negro, como Severus Snape, un papel inmortalizado por el difunto Alan Rickman. También han circulado informes sobre posibles planes para elegir a una actriz negra como Hermione Granger, anteriormente interpretada por Emma Watson, lo que ha provocado la indignación de algunos fans y de la propia Rowling. En una serie de emotivas publicaciones en X en mayo de 2025, Rowling expresó una profunda angustia, describiendo sus “lágrimas” por lo que percibe como su obra maestra siendo “robada por los WOKEs” a través de decisiones de casting que, en su opinión, se desvían de su visión original. La reacción negativa, amplificada por las polarizadas discusiones en línea, ha convertido la serie en un campo de batalla cultural, planteando preguntas sobre la fidelidad artística, la representación y la influencia de Rowling como productora ejecutiva.

La reacción de Rowling se debe a la elección de Essiedu, anunciada por HBO en abril de 2025, junto con otros personajes habituales de la serie como John Lithgow como Dumbledore y Nick Frost como Hagrid. Snape, descrito en los libros como de “piel cetrina, cabello negro grasiento y nariz aguileña”, es un personaje complejo cuyo arco argumental está profundamente ligado a su condición de marginado en Hogwarts. Algunos fans, haciéndose eco de los sentimientos de Rowling, argumentan que elegir a un actor negro altera la dinámica de la historia de Snape, en particular su acoso por parte del blanco James Potter, que temen que pueda malinterpretarse como racialmente cargado. Una publicación en X del usuario @PortatilPaisii afirmó que dicho casting es “una reescritura ideológica” en lugar de una interpretación artística, lo que refleja un sentimiento entre los detractores de que estas decisiones priorizan las agendas “woke” sobre el canon. Las especulaciones sobre una Hermione negra, alimentadas por la defensa anterior de Rowling de la elección de Noma Dumezweni para la obra de 2016 Harry Potter y el legado maldito, han aumentado aún más las tensiones, aunque HBO no ha confirmado ninguna elección para Hermione, Ron o Harry.

El término “woke”, a menudo utilizado como arma en debates culturales, ha sido utilizado contra el casting de HBO por fans que lo consideran una traición a los textos de Rowling. Un artículo de Newsweek informó que los fans bombardearon las redes sociales de HBO, con un usuario, Jon Root, criticando el casting de Essiedu como “una tontería DEI” y advirtiendo de una “agenda racista y victimista”. La respuesta emocional de Rowling, detallada en un ensayo de X, enmarcó el casting como una afrenta personal, lamentando que la “obra de su vida” estuviera siendo remodelada por fuerzas externas. Sus comentarios siguieron a un fallo de la Corte Suprema del Reino Unido que ella apoyó, que definía la feminidad por el sexo biológico, lo que tensó aún más su relación con fans progresistas y actores como Emma Watson, quien firmó una carta abierta pro-trans condenando el fallo. Este contexto ha intensificado la percepción de que Rowling se resiste a la inclusividad moderna en su franquicia.
Sin embargo, quienes defienden el casting argumentan que el talento de Essiedu trasciende las descripciones físicas. Un artículo de Jason Okundaye en The Guardian elogió la capacidad de Essiedu para darle profundidad a Snape, señalando que su elección podría enriquecer la narrativa marginal del personaje sin alterar la esencia de la historia. Los fans de X, como @thebearington, celebraron la elección, argumentando que la esencia de Snape reside en su complejidad emocional, no en su color de piel. HBO ha enfatizado su compromiso con una “adaptación fiel”, con el director Mark Mylod declarando: “Nadie puede reemplazar a Alan Rickman, pero podemos encontrar al próximo Alan Rickman”. La cadena también aseguró que las controvertidas opiniones de Rowling, en particular sobre los derechos de las personas trans, no moldearían el tono de la serie, que se centrará en “el amor y la autoaceptación”. Esta postura ha tranquilizado a algunos fans, pero ha profundizado la sensación de alienación de Rowling, ya que, según se informa, carece del poder para despedir a actores como Essiedu, a pesar de su papel de productora ejecutiva.
La controversia tiene implicaciones más amplias para el legado de Harry Potter. Mientras algunos fans piden boicots, citando las opiniones de Rowling y el casting como traiciones gemelas, otros ven la serie como una oportunidad para reimaginar una historia que conecte con nuevos públicos. El debate sobre una posible Hermione Negra sigue siendo especulativo, pero el apoyo previo de Rowling a Dumezweni sugiere que podría no oponerse a dicho casting en principio, a pesar de sus objeciones actuales. Con el inicio del rodaje este verano, la serie se enfrenta al reto de equilibrar la fidelidad a los libros con las sensibilidades contemporáneas. Las lágrimas de Rowling reflejan a una creadora lidiando con un mundo cambiante, pero si el casting “woke” le roba su obra maestra o la revitaliza, está por verse cuando la serie se estrene.