La reconocida autora de Harry Potter, J.K. Rowling, ha vuelto a encender un debate candente en las redes sociales tras calificar a la velocista paralímpica italiana Valentina Petrillo como una “tramposa abierta y orgullosa”. Este comentario, publicado en su cuenta de X el pasado 2 de septiembre de 2024, ha generado una ola de reacciones encontradas, dividiendo a sus seguidores, a la comunidad deportiva y a los defensores de los derechos trans. La controversia, centrada en la participación de Petrillo en los Juegos Paralímpicos de París 2024, ha puesto sobre la mesa, una vez más, el delicado tema de la inclusión de atletas transgénero en competencias femeninas.

Valentina Petrillo, de 51 años, hizo historia como la primera mujer transgénero abiertamente reconocida en competir en los Paralímpicos, participando en las categorías T12 de 200 y 400 metros para atletas con discapacidad visual. Aunque no logró clasificar a las finales, alcanzando un tiempo personal récord de 57.58 segundos en los 400 metros, su presencia en la pista desató críticas feroces. Rowling, conocida por sus posturas críticas sobre los derechos transgénero, no se contuvo al expresar su opinión: “¿Por qué tanto enfado por la inspiradora Petrillo? ¡La comunidad de tramposos nunca ha tenido tanta visibilidad! Los tramposos como Petrillo demuestran que la era de la vergüenza por hacer trampas ha terminado. ¡Qué modelo a seguir! Deberíamos devolverle las medallas a Lance Armstrong y seguir adelante”, escribió sarcásticamente, comparando a Petrillo con el ciclista desacreditado por dopaje.
Petrillo, quien compitió como hombre hasta los 45 años y comenzó su transición en 2019, respondió con firmeza a las acusaciones. En una entrevista con The Times, la atleta italiana afirmó: “J.K. Rowling solo está preocupada porque uso el baño femenino, pero no sabe nada sobre mí”. Además, señaló que la crítica hacia su participación es puro “transfobia” y destacó que, desde que el Comité Olímpico Internacional permitió la participación de atletas trans en 2015, solo ella y la levantadora de pesas neozelandesa Laurel Hubbard han competido en eventos de élite. “La gente decía que muchos hombres competirían como mujeres solo para ganar, pero eso no ha pasado en absoluto”, afirmó Petrillo, subrayando que el temor a que las atletas trans dominen el deporte femenino es infundado.

El debate no se limita a Rowling y Petrillo. Figuras como la extenista Martina Navratilova y la exnadadora británica Sharron Davies también han alzado la voz. Navratilova, en una publicación en X, afirmó que la política de inclusión es “regresiva” porque “excluye a las mujeres debido a la biología”. Davies, por su parte, comparó la participación de Petrillo con el dopaje de Lance Armstrong, cuestionando: “¿Por qué prohibimos a Armstrong por usar drogas que le dieron una pequeña ventaja, pero permitimos que un hombre de 51 años tenga una enorme ventaja contra mujeres?”. Estas opiniones han resonado en sectores que defienden la equidad en el deporte femenino, pero también han avivado la indignación de quienes ven estas críticas como discriminatorias.
Por otro lado, Petrillo ha recibido un fuerte respaldo dentro de la Villa Paralímpica. La atleta destacó el cálido recibimiento de sus compañeras: “Fue una vida perfecta. Todas me acogieron”. Sin embargo, fuera del estadio, enfrentó un escrutinio implacable. Su participación eliminó a la joven española Nagore Folgado, de 20 años, de las semifinales de los 200 metros T12, lo que generó críticas adicionales. Irene Aguiar, abogada española que aboga por la equidad en el deporte, expresó su frustración: “Nuestra atleta paralímpica quedó fuera porque Petrillo se clasificó en su lugar”. Fiona McAnena, de la organización Sex Matters, añadió que permitir que hombres con identidades transgénero compitan en categorías femeninas “no es progresista ni inclusivo”.
El caso de Petrillo no es aislado. La controversia recuerda el reciente escándalo de la boxeadora argelina Imane Khelif en los Juegos Olímpicos de París, donde Rowling también fue acusada de atacar a una atleta no transgénero, lo que resultó en una demanda por ciberacoso. Mientras tanto, los defensores de Petrillo argumentan que su transición, que incluyó terapia hormonal que redujo significativamente su rendimiento, demuestra que no hay ventajas inherentes. “Es mejor ser una mujer lenta y feliz que un hombre rápido e infeliz”, afirmó Petrillo.
Este enfrentamiento ha polarizado las redes sociales, con usuarios de Facebook y X debatiendo si la inclusión de atletas transgénero es justa o si compromete la equidad en el deporte. Mientras Rowling sigue siendo una figura polarizante, el caso de Petrillo plantea preguntas más amplias sobre género, biología y justicia en el ámbito deportivo. ¿Dónde está el equilibrio entre inclusión y equidad? La discusión está lejos de terminar.