Descubrimiento asombroso: Hallan un esqueleto gigante milenario junto a la misteriosa pirámide maya

Un equipo de arqueólogos ha realizado un hallazgo que ha dejado perplejos tanto a científicos como a habitantes locales: el esqueleto de un ser humanoide de proporciones gigantescas ha sido descubierto cerca de una pirámide maya poco explorada en la región selvática de Petén, Guatemala. El descubrimiento, calificado por algunos como “el hallazgo arqueológico más desconcertante del siglo”, ha abierto un nuevo capítulo en el estudio de las antiguas civilizaciones mesoamericanas.

El hallazgo se produjo durante una excavación organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en colaboración con universidades internacionales, que tenía como objetivo estudiar estructuras aún cubiertas por la vegetación en los alrededores del complejo arqueológico de Nakbé. Fue allí donde, a unos metros de una pequeña pirámide ceremonial, los arqueólogos encontraron restos óseos que inicialmente confundieron con los de un gran animal prehistórico.

Sin embargo, al examinar los huesos más detenidamente, los expertos descubrieron que pertenecían a un ser con características humanas pero con una altura estimada de más de 3 metros, una estatura que excede ampliamente los registros conocidos de los antiguos mayas o cualquier civilización humana documentada en la región.

El esqueleto, sorprendentemente bien conservado, se hallaba en posición fetal y rodeado de ofrendas rituales: piezas de jade, cerámica finamente decorada, conchas marinas y lo que parecen ser inscripciones jeroglíficas aún no descifradas. La ubicación sugiere que fue enterrado de forma intencional y reverente, lo que ha llevado a algunos investigadores a especular que pudo haber sido considerado una figura divina o mítica dentro de la cultura local.

La doctora Isabel Gómez, arqueóloga principal del proyecto, declaró en rueda de prensa: “Este descubrimiento desafía muchas de nuestras suposiciones sobre la historia de los pueblos mayas. Nunca habíamos encontrado restos de un ser de estas dimensiones asociado directamente con una estructura ceremonial.”

Las redes sociales y medios de comunicación no tardaron en hacerse eco del hallazgo, y teorías de todo tipo comenzaron a circular: desde la posibilidad de una antigua raza de gigantes, hasta conexiones con leyendas precolombinas que hablaban de “hombres enormes que llegaron del cielo”. Aunque muchas de estas teorías carecen de respaldo científico, lo cierto es que el descubrimiento ha avivado el interés en las historias orales de los pueblos indígenas de la región, que durante siglos han transmitido mitos sobre seres gigantes y civilizaciones olvidadas.

Por ahora, los restos han sido trasladados a un laboratorio especializado en Ciudad de Guatemala, donde serán sometidos a análisis de carbono 14, estudios genéticos y reconstrucción facial digital. Los arqueólogos también planean ampliar las excavaciones alrededor de la pirámide, con la esperanza de hallar más pistas que permitan comprender la verdadera identidad y origen del misterioso ser.

Mientras tanto, la comunidad científica espera con ansias los resultados de los análisis para determinar si este descubrimiento representa una anomalía biológica, una deformación intencional, o si realmente estamos frente a un capítulo completamente desconocido de la historia humana.