En un giro dramático que ha sacudido el paddock de la Fórmula 1, el CEO de McLaren, Zak Brown, ha solicitado públicamente a la FIA que multe a Red Bull Racing, luego de que surgieran acusaciones “increíbles” sobre una posible mala conducta regulatoria durante el pasado fin de semana de Gran Premio. Lo que comenzó como una sospecha técnica se ha convertido rápidamente en una disputa pública que ahora involucra también al campeón mundial Max Verstappen y al presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem.

Según los informes filtrados, Red Bull podría haber violado una “zona gris” del reglamento deportivo, relacionada con la comunicación del equipo y el intercambio de datos en tiempo real, lo cual, de confirmarse, habría otorgado una ventaja injusta sobre los rivales.
Zak Brown no tardó en reaccionar y fue tajante en su declaración:
“Si la FIA quiere mantener la integridad de este deporte, debe actuar. Lo que hemos visto es simplemente increíble y atenta contra la equidad que todos luchamos por preservar. Si se demuestra, esto no puede quedar impune. Una multa es lo mínimo que debería aplicarse.”
Las declaraciones de Brown se viralizaron de inmediato, provocando reacciones intensas dentro del paddock y en redes sociales. Mientras algunos elogiaron su postura firme en favor de la justicia deportiva, otros lo acusaron de usar la situación como maniobra política, especialmente en un momento en que McLaren ha empezado a destacar nuevamente en la parrilla.
Red Bull respondió rápidamente. El director del equipo, Christian Horner, calificó las acusaciones de “infundadas y sensacionalistas”, y defendió la transparencia de su equipo:
“Operamos conforme al reglamento. Todo lo que hacemos está monitoreado por la FIA. Estas acusaciones solo buscan distraer.”
El conflicto subió aún más de tono cuando Max Verstappen, actual líder del campeonato de pilotos, se refirió a la polémica:
“No me gusta la política en el automovilismo. Esto debería tratarse de lo que hacemos en la pista, no de lo que se dice fuera de ella. Confío en mi equipo y creo que todo esto está siendo exagerado.”
Lo más impactante fue la intervención inesperada del presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, quien apareció en el paddock para emitir una declaración oficial:
“Estamos al tanto de las acusaciones. Ya se ha iniciado una revisión interna. La FIA se toma muy en serio cualquier sugerencia de ventaja injusta o violación reglamentaria. Tomaremos medidas basadas en hechos concretos, no en la presión mediática.”
Con la FIA oficialmente involucrada, muchos analistas creen que una resolución podría llegar en las próximas semanas. En caso de confirmarse una infracción, las posibles sanciones van desde una multa económica —como exige Zak Brown— hasta castigos más severos como reducción de puntos o restricciones técnicas para futuras carreras.
No sería la primera vez que Red Bull se enfrenta a este tipo de situaciones. En 2022, el equipo ya fue multado por exceder ligeramente el límite presupuestario, lo cual generó polémica por considerarse una sanción demasiado leve.
Brown concluyó:
“Esto no se trata solo de un equipo. Se trata de mantener la consistencia y la credibilidad del campeonato. Ningún equipo debe estar por encima del reglamento.”
A medida que la temporada 2025 se intensifica, esta nueva controversia amenaza con cambiar el curso del campeonato. Ya sea una simple guerra de declaraciones o una infracción real, el próximo paso de la FIA será crucial para el futuro inmediato de la Fórmula 1.