Según la teoría ampliamente aceptada sobre la evolución humana, el linaje humano se separó del de los simios hace unos siete millones de años en África. Se cree que los homínidos (los primeros humanos) vivieron en África hasta que se expandieron primero a Asia y luego a Europa hace unos dos millones de años.
Hoy, un equipo de científicos de la Universidad de Tubinga (Alemania) y la Universidad de Toronto (Canadá) actualizan la versión. En dos investigaciones paralelas publicadas en la revista PLOS One, afirman que el ancestro humano más antiguo se originó en Europa, no en África, hace unos 7,2 millones de años, unos 200.000 años más de lo que se creía anteriormente.
Los investigadores basan su audaz hipótesis en gran medida en el análisis de dos fósiles: una mandíbula (mandíbula inferior) encontrada en Grecia en 1944 y un diente premolar superior encontrado en Bulgaria en 2009.
Los fósiles pertenecían a una criatura parecida a un simio conocida como Graecopithecus freybergi (“El Graeco”, para abreviar), que vagó por la región mediterránea hace entre 7,18 y 7,25 millones de años.
Aunque la mandíbula fosilizada de Grecia ha existido durante algún tiempo, la mayoría de los científicos la habían descartado como fuente de buena información debido a su mal estado. “No es el mejor espécimen del mundo”, dijo a HISTORY David Begun, de la Universidad de Toronto, coautor de la nueva investigación.
“Tiene mucho daño en la superficie de la mandíbula y mucho daño en los dientes, por lo que son muy difíciles de ver, son difíciles de medir y es difícil decir cómo se ven”. Pero cuando la colega de Begun, Madelaine Böhme, tuvo la idea de usar la tomografía computarizada, o escaneo TC, para mirar dentro de la mandíbula, las cosas se pusieron más interesantes.
“Vimos que las raíces de los dientes incrustados en la mandíbula estaban perfectamente conservadas… y nos dieron mucha información nueva que nunca habíamos tenido sobre este espécimen”, dijo Begun. “La raíz del canino es bastante corta y delgada e indica que el canino era pequeño. Eso es realmente importante, porque en los simios, y en los simios machos en particular, el canino es bastante grande”. Esto es cierto para la mayoría de los primates machos, explicó Begun, pero no para todos. “Esta raíz muestra que el canino ya estaba reducido, que es una característica que solo se ve en los humanos y nuestros parientes fósiles”.
Además, el análisis de los dos fósiles mostró que algunas de las raíces de los dientes bicúspides del Graecopithecus (lo que llamamos premolares) se habían simplificado o fusionado para formar menos raíces. “Eso es algo que solo se ve en humanos y nuestros parientes fósiles. Es extremadamente raro encontrarlo en simios actuales y no se ve en ningún simio fósil del mismo período de tiempo”, señaló Begun.
En el segundo estudio complementario, basado en sedimentos de Grecia y Bulgaria de esa época, Begun y sus colegas descubrieron que el clima durante el período en que vivió El Graeco allí habría sido similar a las sabanas secas que se sabe que fomentaron el cambio al bipedalismo que marcó la evolución temprana de los homínidos. De hecho, habría sido muy similar al clima de África oriental.
Si el Graecopithecus es en realidad un homínido, sería ligeramente anterior al ancestro humano más antiguo conocido hallado en África, el Sahelanthropus tchadensis. Se cree que el Sahelanthropus, descubierto en un yacimiento del Chad, tiene entre 6 y 7 millones de años.
Begun enfatizó que la nueva hipótesis no afecta la historia posterior de los humanos modernos y su surgimiento en África. “Esa historia está completamente intacta”, dijo a HISTORY. “Se trata de lo que sucedió millones y millones de años antes de que surgiera el linaje humano en su totalidad”.
Otros expertos en evolución humana se muestran escépticos ante la reciente designación del Graecopithecus como el primer homínido conocido. En particular, cuestionan la afirmación de que la forma de la mandíbula y de los dientes por sí sola establece su condición de prehumano.
“No tenemos suficientes pruebas para llegar a esa conclusión”, dijo a HISTORY Bernard Wood, de la Universidad George Washington, que no participó en el nuevo estudio. “Es perfectamente posible que uno o más simios fósiles tengan raíces como esas”.
Como señaló, no es raro que los primates desarrollen los mismos rasgos o características morfológicas de forma independiente. “Si me preguntaran cuánto estaría dispuesto a apostar a que se trata de un homínido”, continuó Wood, “tendrían que convencerme de que apostara más de veinticinco centavos”.
Begun reconoce la posibilidad de que la forma y el tamaño de los dientes de El Graeco pudieran haberse dado independientemente de los primeros humanos y admitió que le gustaría tener más evidencia fósil mejor conservada que respalde la nueva hipótesis. Aun así, mantiene sus conclusiones y las de su colega sobre el Graecopithecus, basándose en la evidencia fósil que tienen, y cree que es probable que haya más por ahí.
“Creo que hay muchas posibilidades de que encontremos nuevos yacimientos en los próximos años. Puede que tengamos suerte y encontremos más dientes mejor conservados, y sobre todo huesos de las extremidades, que podrían ayudar a responder