La historia de las momias de Venzone, un pequeño pueblo en la región de Friuli-Venecia en Italia, es un misterio fascinante que ha perdurado durante siglos. Estas momias naturales, que datan desde 1348 hasta 1881, son cuerpos que nunca se descompusieron, un fenómeno que intrigó tanto a los habitantes locales como a científicos y turistas.

En el siglo XIV, Venzone fue duramente golpeado por la peste negra, que causó una gran cantidad de muertes en la localidad. La cantidad de cadáveres superó la capacidad de los cementerios, por lo que muchos cuerpos fueron depositados en el sótano de la capilla de San Miguel, en las afueras del pueblo. Allí permanecieron olvidados y apilados durante siglos, en condiciones húmedas que, paradójicamente, ayudaron a su conservación.

El primer hallazgo significativo ocurrió en 1647 durante la reconstrucción del templo donde estaban enterrados los ataúdes. Se encontró una momia en una tumba del siglo XIV, a la que luego se le dio el apodo de “la momia del Gobbo” o “el Jorobado” debido a la postura del cuerpo. Posteriormente, durante los siglos XVIII y XIX, se descubrieron muchas más momias en el mismo lugar, todas ellas conservadas de manera natural sin ningún proceso de momificación artificial.

Durante mucho tiempo, la conservación de estos cuerpos fue considerada un milagro. Sin embargo, estudios científicos modernos han identificado que la momificación natural se debe a las condiciones ambientales específicas de las tumbas y a la acción de un hongo llamado Hypha bombicina Persoon. Este moho tiene la capacidad de deshidratar los tejidos, inhibiendo así la descomposición y permitiendo que los cuerpos se mantengan casi intactos durante siglos.

Los habitantes de Venzone han convivido durante siglos con estas momias, venerándolas y manteniendo viva la memoria de sus antepasados. En 1845, las momias fueron trasladadas a una cripta en la Catedral de San Andrea Apostolo, donde se convirtieron en un símbolo del pueblo. La historia de Venzone y sus momias permaneció desconocida para el mundo hasta mediados del siglo XX, cuando el fotógrafo estadounidense Jack Birns las dio a conocer a través de un reportaje para la revista Life, lo que atrajo la atención internacional.

En 1976, un terremoto devastó gran parte de Venzone, pero se salvaron 15 momias, que ahora se conservan protegidas en la Cripta del Cementerio de la Capilla de San Miguel, ubicada en el cementerio de la catedral. De estas, solo cinco están expuestas al público. La historia de estas momias sigue siendo un atractivo turístico y un enigma histórico que refleja la combinación de fenómenos naturales y la conexión cultural del pueblo con sus muertos.
En resumen, las momias de Venzone son cuerpos antiguos que se conservaron de manera natural gracias a un hongo específico y a las condiciones ambientales únicas de las tumbas bajo la catedral. Estas momias, que datan desde la época de la peste negra hasta el siglo XIX, han sido un símbolo de identidad y misterio para la comunidad local y un fenómeno de interés mundial.