El mundo del tenis ha sido sacudido por una noticia que ha encendido las redes sociales y ha desatado una ola de reacciones de aficionados, expertos y jugadores. Alexander Zverev, el tenista alemán y actual número 5 del mundo, ha presentado una denuncia formal contra la ATP, acusando a la organización de “discriminación económica” tras descubrir que recibió un millón de dólares menos que Carlos Alcaraz por un torneo donde ambos llegaron a semifinales.
Pero la verdadera bomba estalló cuando Zverev decidió revelar públicamente su salario actual, una acción considerada casi tabú en el mundo del tenis profesional. “Estoy cansado de las desigualdades que no se explican con rendimiento ni con ranking”, dijo Zverev en una rueda de prensa que parecía sacada de una serie dramática de Netflix. “Me pagaron 1,2 millones de dólares menos que Alcaraz este año solo en premios de participación. No lo entiendo. No soy un novato”, declaró con evidente frustración.
Según documentos presentados por el equipo legal del alemán, Zverev recibió 2,5 millones de dólares por su participación en tres torneos Masters 1000 en 2025, mientras que Alcaraz —quien ocupa el puesto número 3 del ranking— habría recibido 3,5 millones, a pesar de obtener resultados similares.
La ATP respondió con un comunicado diplomático, indicando que “los premios y acuerdos individuales pueden variar según criterios contractuales, acuerdos comerciales y proyección de mercado de cada jugador”, sin entrar en detalles. Pero para Zverev, esta respuesta no es suficiente. “No estamos hablando de camisetas vendidas o seguidores en Instagram, hablamos de deporte, de rendimiento. Y en eso, estamos muy cerca”, aseguró.
Algunos medios deportivos han sugerido que esta denuncia puede tener motivaciones políticas y estratégicas dentro del propio circuito. Desde hace tiempo se rumorea que la ATP ha estado favoreciendo a una nueva generación de “rostros mediáticos” —liderada por Alcaraz y Jannik Sinner— para rejuvenecer la imagen del tenis tras la salida de figuras como Federer y Nadal.
Un informe filtrado por un exmiembro del Comité de Marketing de la ATP, cuyo nombre se mantiene en el anonimato, confirma que existen “incentivos adicionales” para ciertos jugadores que generan mayor engagement digital, independientemente de su rendimiento en cancha. “Es un negocio, y ellos son productos”, comentó fríamente.
Lo que muchos no esperaban era que Zverev sacara a la luz también su salario completo del último año: “Entre premios y patrocinios, gané 8,4 millones de dólares en 2024. No me quejo de eso, me quejo de la diferencia injustificada. Alcaraz, en cambio, superó los 15 millones. ¿En serio soy tan menos valioso como atleta?”.
Esta declaración sorprendió incluso a colegas cercanos. Algunos lo apoyaron públicamente, como Stefanos Tsitsipas, quien escribió en X (antes Twitter): “La transparencia es el primer paso hacia la justicia”. Otros, como Daniil Medvédev, prefirieron mantenerse al margen: “Yo solo juego tenis. Lo demás es un show paralelo”.
La ATP ha anunciado que analizará la denuncia de Zverev “conforme a los estatutos vigentes” y ha convocado a una reunión extraordinaria con los representantes de los jugadores. Mientras tanto, Zverev ha ganado algo quizás más poderoso que un título: la atención del mundo entero.
Muchos lo ven ahora como un símbolo de lucha por la igualdad dentro del deporte profesional, mientras otros critican su decisión por abrir una caja de Pandora que podría afectar el equilibrio financiero del tenis.
En las últimas horas, circula un rumor sin confirmar: Zverev habría rechazado una oferta secreta de 5 millones de dólares por parte de un torneo en Arabia Saudita a cambio de retirar su denuncia. Según su equipo, el alemán respondió: “No se trata de dinero. Se trata de respeto”.
Y así, entre verdades, cifras, rumores y un poco de dramatismo digno de Hollywood, Alexander Zverev ha abierto un capítulo nuevo y explosivo en la historia del tenis moderno.
¿Será este el inicio de una revolución en la gestión económica del tenis profesional? ¿O simplemente un grito más que se ahogará en el ruido de las redes sociales?
Solo el tiempo y las próximas raquetas hablarán.