Estas son las últimas cartas del escalador pionero que murió en el Monte Everest hace 100 años que revelan el lado oscuro del montañismo.

Las últimas cartas de George Mallory: Un vistazo al alma de un pionero del Everest

CNN — En 1924, el montañista británico George Mallory desapareció en las laderas del Monte Everest, dejando tras de sí un misterio que ha fascinado al mundo durante un siglo. ¿Logró él y su compañero Andrew Irvine alcanzar la cima antes de su trágica muerte? Aunque esa pregunta sigue sin respuesta definitiva, un tesoro recientemente digitalizado por el Magdalene College de Cambridge ofrece una ventana íntima a los pensamientos, miedos y esperanzas de Mallory durante sus últimos días. Se trata de una colección de aproximadamente 840 cartas, que abarcan desde 1914 hasta 1924, incluyendo las últimas palabras que escribió a su esposa Ruth antes de su fatídica expedición. Estas cartas, ahora disponibles en línea, no solo revelan los detalles de su aventura en el Everest, sino que también pintan un retrato humano de un hombre atrapado entre la ambición y las adversidades.

George Mallory, conocido por su famosa frase “porque está ahí” cuando le preguntaron por qué quería escalar el Everest, fue uno de los primeros montañistas británicos en intentar conquistar la montaña más alta del mundo en la década de 1920. Su vida, marcada por su participación en la Primera Guerra Mundial, su pasión por la escalada y su devoción por su esposa Ruth, queda plasmada en estas cartas. La colección, digitalizada para conmemorar el centenario de su desaparición, incluye correspondencia entre Mallory y Ruth, así como tres cartas halladas en su cuerpo en 1999 por la Expedición de Investigación Mallory e Irvine. Estas últimas, escritas por su hermano, su hermana y un amigo de la familia, sobrevivieron 75 años en su chaqueta, preservadas por el frío implacable del Everest.

En su última carta a Ruth, fechada el 27 de mayo de 1924, Mallory describe un panorama desolador. “Ha sido un tiempo difícil en general”, escribió desde el Campamento I. “Recuerdo esfuerzos tremendos, agotamiento y la desoladora vista desde la puerta de la tienda hacia un mundo de nieve y esperanzas desvanecidas”. A pesar de la adversidad, su tono mezcla resignación con un destello de optimismo: “Es 50 a 1 en contra nuestra, pero aún lo intentaremos y nos haremos sentir orgullosos”. Estas palabras, cargadas de emoción, capturan la lucha interna de un hombre enfrentado a lo imposible, pero decidido a seguir adelante. También relató un incidente aterrador en el que el suelo bajo sus pies colapsó, dejándolo colgando sobre un abismo, sostenido solo por su piolet incrustado en una grieta. “Medio ciego y sin aliento”, describió, “me enfrenté a un agujero negro muy desagradable”.

La digitalización de estas cartas no solo preserva la memoria de Mallory, sino que también ofrece una visión única sobre su carácter y su época. Jochen Hemmleb, alpinista y autor que participó en la expedición de 1999 que encontró el cuerpo de Mallory, describe las cartas como “documentos de su carácter”. “Son realmente personales”, dijo a CNN. “Proporcionan una visión única de su vida, especialmente de la expedición de 1924: su estado de ánimo, su planificación precisa, sus ambiciones”. Hemmleb, quien no participó en el proyecto de digitalización, destacó el valor de estas cartas al hacer accesible al público un “tesoro” histórico.

Las cartas también revelan el lado humano de Mallory, más allá del mito del montañista intrépido. Durante su servicio en la Primera Guerra Mundial, escribió sobre la brutalidad de la Batalla del Somme, mientras que en una visita a Estados Unidos en 1923, durante la Ley Seca, narró con humor cómo pedía leche en bares clandestinos y le servían whisky a través de una trampilla secreta. Estos relatos añaden matices a su figura, mostrando a un hombre curioso, ingenioso y profundamente conectado con su esposa. Ruth, por su parte, emerge como una figura central en la correspondencia. Sus cartas, que constituyen alrededor de 440 de las 840 de la colección, ofrecen una perspectiva valiosa sobre la vida de las mujeres en la Inglaterra de principios del siglo XX. Katy Green, archivista del Magdalene College, describe a Ruth como la “roca” en casa. “Ella era su ancla”, dijo Green a CNN, recordando una carta en la que Mallory escribió: “Me alegra tanto que nunca titubees, porque yo titubearía sin ti”.

La única carta sobreviviente de Ruth a Mallory durante el período del Everest, escrita el 3 de marzo de 1924, revela su propia lucha emocional. “Me mantengo bastante alegre y feliz, pero te extraño mucho”, escribió. “Creo que quiero tu compañía incluso más de lo que solía. Sé que a veces he sido brusca y no muy amable, y lo siento mucho, pero la razón de fondo casi siempre ha sido que estaba triste por tener tan poco de ti”. Estas palabras, cargadas de vulnerabilidad, reflejan el costo emocional de las expediciones de Mallory para su familia, un tema que resuena con cualquiera que haya enfrentado la separación de un ser querido.

El descubrimiento del cuerpo de Mallory en 1999, a 26,700 pies de altura, por el montañista Conrad Anker, añadió otra capa al misterio. Anker, quien identificó el cuerpo por una etiqueta con el nombre cosida en la ropa, describió la recuperación como “muy laboriosa y peligrosa” debido a la altitud. Los efectos personales, incluidas las tres cartas encontradas en su chaqueta, fueron devueltos a la Royal Geographical Society. Sin embargo, el cuerpo de Irvine nunca fue encontrado, y la pregunta de si ambos alcanzaron la cima sigue siendo objeto de debate. Anker, quien participó en un documental recreando la escalada, expresó a CBS News su escepticismo: “Todavía creo que existe la posibilidad de que llegaran a la cima, pero es muy improbable”.

Las cartas también destacan los desafíos físicos y emocionales del montañismo en la década de 1920. Mallory escribió sobre el mal tiempo, problemas de salud y contratiempos que ponían a prueba su resistencia. Su meticulosa preparación, desde pruebas de equipo hasta la planificación de rutas, refleja su compromiso, pero también su conciencia de los riesgos. En una carta, describió la trágica pérdida de ocho sherpas en una avalancha durante su expedición de 1922, un evento que lo marcó profundamente y del que se culpó. Estas confesiones añaden profundidad a su legado, mostrando no solo su valentía, sino también su humanidad.

La digitalización de estas cartas, completada tras 18 meses de trabajo por los archivistas del Magdalene College, coincide con una exposición titulada “George Mallory: Magdalene to the Mountain”, que abrió el 20 de junio de 2024. La muestra presenta una selección de las cartas y objetos personales de Mallory, invitando al público a explorar su vida y legado. Como dijo Hemmleb, “esto continuará más allá de mi propia vida, estoy seguro de ello. En cierto sentido, es la expedición que nunca termina”. Estas palabras capturan la esencia de la historia de Mallory: un relato de coraje, sacrificio y un anhelo por conquistar lo inalcanzable que sigue inspirando un siglo después.

Para aquellos que buscan entender no solo al montañista, sino al hombre detrás del mito, estas cartas son un portal a un mundo de aventura y emoción. Están disponibles de forma gratuita en el sitio web del Magdalene College, invitando a todos a explorar las palabras de un pionero cuyo espíritu sigue resonando en las cumbres del Everest.

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