Oscar Piastri, el joven prodigio australiano de la Fórmula 1, está viviendo un estilo de vida que pocos podrían imaginar a sus 23 años. Con su rápido ascenso en el mundo del automovilismo, Piastri se ha consolidado como un serio contendiente al campeonato en tan solo su segunda temporada en F1, acumulando ya dos victorias en 39 carreras.

A pesar de su fortuna y éxito, Piastri mantiene los pies en la tierra. Vive en Mónaco, como muchos de sus colegas en la F1, aunque solo pasa unos tres meses al año en casa debido a la apretada agenda de viajes. “Viajo mucho por el mundo”, comenta Piastri en una entrevista con Code Sports. “La temporada pasada sumamos unos 100 días en casa, lo que es un poco más de tres meses”.

Viajar a lugares exóticos como México, Brasil, Japón y Singapur forma parte de la experiencia, pero Piastri no deja que ese estilo de vida lujoso lo distraiga de su verdadera pasión: conducir los autos más rápidos del mundo. “Para mí, mi trabajo no es realmente un trabajo”, explica. “Es muy divertido. Es una vida ocupada, y ciertamente hay partes del trabajo que no son tan glamorosas como la gente podría pensar”.

Piastri destaca el rigor de su rutina durante los fines de semana de carrera, que va más allá de simplemente llegar y competir. “No solo llegamos a la pista diez minutos antes de la sesión y nos subimos al coche”, bromea. “Estamos allí generalmente tres o cuatro horas antes de la primera sesión del día, y no nos vamos hasta tres o cuatro horas después de la última sesión”.

A pesar de los sacrificios, Oscar Piastri está disfrutando al máximo de lo que él llama “el trabajo más cool del mundo”. Su dedicación y talento están allanando el camino para lo que muchos expertos predicen será una exitosa carrera, con el potencial de convertirse en el tercer australiano en ganar un campeonato mundial de F1.