Un hallazgo extraordinario ha sacudido al mundo de la aviación y la arqueología: tras más de siete décadas de misterio, un equipo de exploradores ha anunciado el descubrimiento de artefactos que podrían pertenecer al avión perdido de Amelia Earhart, la legendaria aviadora estadounidense que desapareció en 1937. Este descubrimiento, hecho público el 14 de abril de 2025, no solo reaviva el interés por uno de los enigmas más perdurables del siglo XX, sino que también podría arrojar luz sobre el destino final de Earhart y su navegante, Fred Noonan.

Amelia Earhart, conocida por ser la primera mujer en cruzar el Atlántico en solitario en 1932, se convirtió en un ícono de la aviación y un símbolo de valentía y determinación. En 1937, durante su ambicioso intento de dar la vuelta al mundo, Earhart y Noonan despegaron de Lae, Papúa Nueva Guinea, con destino a la isla Howland, un pequeño punto en el océano Pacífico donde planeaban repostar. Sin embargo, nunca llegaron a su destino. A pesar de los esfuerzos de búsqueda masiva liderados por el gobierno de Estados Unidos, que incluyeron barcos y aviones, no se encontraron rastros del Lockheed Electra 10-E ni de sus ocupantes, dando lugar a décadas de especulaciones y teorías.
El reciente descubrimiento fue realizado por un equipo de Deep Sea Vision (DSV), una empresa de exploración marina que ha estado investigando el área del Pacífico al oeste de Howland durante los últimos años. Utilizando tecnología de sonar avanzada y un dron submarino, el equipo escaneó más de 13,500 kilómetros cuadrados del lecho marino, un esfuerzo que superó en alcance a todas las búsquedas anteriores combinadas. A una profundidad de aproximadamente 5,000 metros, los exploradores captaron una imagen borrosa que, según los expertos, coincide con los contornos únicos del Lockheed Electra de Earhart, caracterizado por su diseño de doble cola.
Además del posible avistamiento del avión, el equipo de DSV también recuperó varios artefactos que podrían estar vinculados directamente con Earhart. Entre los objetos encontrados se incluyen fragmentos de metal con marcas que sugieren reparaciones improvisadas, un sextante naval similar al que usaba Noonan para la navegación, y una botella de licor Benedictine, una bebida que se sabía que Earhart solía llevar consigo. Estos hallazgos, aunque aún no han sido confirmados definitivamente, han generado un entusiasmo renovado entre los historiadores y aficionados a la aviación.
Tony Romeo, director ejecutivo de DSV y exoficial de inteligencia de la Fuerza Aérea de EE.UU., expresó su emoción por el descubrimiento: “Siempre sentimos que Amelia debió intentar un amerizaje suave. La forma del objeto en la imagen de sonar sugiere que podría ser su avión, y los artefactos encontrados refuerzan esta posibilidad”. Sin embargo, Romeo también destacó que se necesitan más análisis para confirmar la autenticidad de los hallazgos, un proceso que podría tomar meses o incluso años.
Mientras tanto, la comunidad científica permanece cautelosa. Algunos expertos, como Dorothy Cochrane del Museo Nacional del Aire y el Espacio del Smithsonian, advierten que descubrimientos previos que parecían prometedores han resultado ser falsos. “Es un misterio que ha capturado la imaginación de generaciones, pero necesitamos pruebas concluyentes”, señaló Cochrane. A pesar de las dudas, el hallazgo ha reavivado teorías sobre el destino de Earhart, desde la idea de que pudo haber sobrevivido como náufraga en una isla cercana, hasta especulaciones más audaces sobre un posible regreso a EE.UU. bajo una identidad falsa.
Este intrigante descubrimiento marca un nuevo capítulo en la búsqueda de respuestas sobre Amelia Earhart. Mientras el equipo de DSV planea una expedición de seguimiento para obtener imágenes más detalladas y recuperar más artefactos, el mundo espera con ansias la posibilidad de cerrar finalmente uno de los mayores misterios de la historia de la aviación.