Durante más de 130 años, el misterio de Jack el Destripador finalmente ha sido resuelto y no es nada bueno: un nombre grabado con sangre en todos los callejones de la Londres victoriana.

Durante más de 130 años, el nombre de Jack el Destripador ha resonado como un eco siniestro en la historia criminal, un enigma envuelto en sangre y sombras que ha fascinado a generaciones. Las callejuelas de la Londres victoriana, donde este asesino en serie dejó su marca aterradora, han sido escenario de especulaciones interminables. Sin embargo, en 2025, una revelación ha sacudido al mundo: expertos aseguran haber resuelto el caso. Pruebas de ADN, registros históricos y análisis forenses señalan a un hombre: Aaron Kosminski, un barbero polaco con un pasado turbio. Pero, ¿es este realmente el fin del misterio o el comienzo de una nueva controversia? A continuación, exploramos los impactantes hallazgos, las voces críticas y por qué la verdad podría ser más inquietante que la leyenda.

Entre agosto y noviembre de 1888, al menos cinco mujeres —Mary Ann Nichols, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly— fueron brutalmente asesinadas en el distrito de Whitechapel, Londres. Sus gargantas fueron cortadas, sus cuerpos mutilados, y en algunos casos, órganos internos fueron extraídos con una precisión que sugería conocimientos anatómicos. La prensa de la época bautizó al asesino como “Jack el Destripador”, un apodo que alimentó el pánico y la fascinación pública. A pesar de los esfuerzos de la policía, el culpable nunca fue capturado, y el caso se convirtió en uno de los mayores misterios sin resolver de la historia.

A lo largo de los años, las teorías han señalado a diversos sospechosos, desde aristócratas hasta médicos y hasta un supuesto marinero portugués. Sin embargo, un nombre ha destacado entre los demás: Aaron Kosminski, un inmigrante judío polaco que vivía en Whitechapel durante los asesinatos. Aunque siempre fue considerado un sospechoso, la falta de pruebas concretas mantuvo su culpabilidad en la penumbra. Hasta ahora.

En 2007, el historiador y autor Russell Edwards adquirió un chal de seda manchado que, según se afirma, fue encontrado junto al cuerpo mutilado de Catherine Eddowes, la cuarta víctima de Jack el Destripador. Este chal, que supuestamente fue retirado de la escena del crimen por un policía y pasó de generación en generación, se convirtió en la clave de la investigación moderna. Edwards, motivado por su fascinación con el caso tras ver la película From Hell (2001), encargó al bioquímico Jari Louhelainen, de la Universidad John Moores de Liverpool, que analizara el chal en busca de evidencia de ADN.

El análisis, publicado en 2019 en el Journal of Forensic Sciences, reveló resultados sorprendentes. Louhelainen y su colega David Miller, experto en reproducción y esperma de la Universidad de Leeds, extrajeron ADN mitocondrial —que se hereda únicamente por línea materna— de las manchas de sangre y semen en el chal. Estas muestras fueron comparadas con el ADN de descendientes vivos de Eddowes y Kosminski. Los resultados mostraron una coincidencia con una descendiente de la hermana de Kosminski y con una descendiente de Eddowes. Edwards no dudó en proclamar su hallazgo: “He pasado 14 años trabajando en esto, y hemos resuelto definitivamente el misterio de quién fue Jack el Destripador. Es él, sin ninguna duda, al 100%”.

El estudio también sugirió que el asesino tenía cabello y ojos castaños, características que coinciden con un testimonio ocular de la época. Este detalle, aunque no único, refuerza la teoría de Kosminski, ya que los ojos azules son más comunes en Inglaterra hoy en día. Edwards, emocionado por los resultados, afirmó en una entrevista con Today Australia: “Encontrar una coincidencia de ADN del 100% fue un momento de pura euforia. Esto trae cierre y una forma de justicia para los descendientes”.

Aaron Kosminski, nacido en 1865 en Kłodawa, Polonia, entonces parte del Imperio Ruso, emigró a Londres con su familia en 1881 para escapar de la persecución antisemita. Trabajó como barbero en Whitechapel, una zona marginal llena de pobreza y delincuencia. Los registros históricos indican que Kosminski sufría de problemas mentales, posiblemente esquizofrenia paranoide, y en 1891 fue internado en el asilo de Colney Hatch tras amenazar a su hermana con un cuchillo. Más tarde fue trasladado al asilo de Leavesden, donde murió en 1919 de gangrena.

Los informes policiales de la época, incluyendo notas del inspector jefe Donald Swanson, describían a Kosminski como un “judío polaco de clase baja con un gran odio hacia las mujeres, especialmente las prostitutas, y fuertes tendencias homicidas”. Aunque nunca fue acusado formalmente, su nombre apareció repetidamente en los archivos policiales como un sospechoso clave. Sin embargo, la falta de pruebas sólidas y su internamiento posterior a los asesinatos dejaron su culpabilidad en duda.

A pesar del entusiasmo de Edwards, los hallazgos han enfrentado críticas significativas. Expertos como Walther Parson y Hansi Weissensteiner, de la Universidad Médica de Innsbruck, han cuestionado la validez de la evidencia. Argumentan que el ADN mitocondrial solo puede excluir a un sospechoso, no identificarlo de manera concluyente, ya que puede coincidir con muchas personas. Además, el chal, que no está registrado en los inventarios policiales de la escena del crimen, podría haber sido contaminado durante los 130 años desde los asesinatos. Richard Cobb, organizador de convenciones sobre Jack el Destripador, señaló que el chal “ha sido tocado, respirado y manipulado por muchas personas, lo que hace que las muestras de ADN sean menos fiables”.

Otro punto de controversia es la falta de transparencia en el estudio. Los autores no publicaron las secuencias genéticas específicas debido a la Ley de Protección de Datos del Reino Unido, reemplazándolas con gráficos simplificados. Parson criticó esta decisión, afirmando: “Sin las secuencias, el lector no puede juzgar los resultados. ¿A dónde va la ciencia si evitamos mostrar datos concretos?”. Estas dudas han llevado a algunos a cuestionar si el chal realmente perteneció a Eddowes o si estuvo en la escena del crimen.

A pesar de las críticas, los descendientes de las víctimas y de Kosminski están impulsando una nueva investigación judicial. Karen Miller, tataratataranieta de Catherine Eddowes, expresó su deseo de justicia: “Todo ha girado en torno a este nombre icónico, pero las víctimas han sido olvidadas. Nombrar legalmente al verdadero culpable en un tribunal sería una forma de justicia para ellas”. Amanda Poulos, tataratataranieta de Kosminski, también apoya la iniciativa, declarando: “Estoy más que feliz de establecer finalmente qué pasó realmente”.

Edwards y su equipo legal han solicitado al Fiscal General del Reino Unido permiso para reabrir el caso en la Corte Suprema, argumentando que las pruebas de ADN justifican un nuevo juicio. Aunque intentos anteriores en 2012, 2016, 2019 y 2021 fueron denegados, la presión de los descendientes y los nuevos hallazgos podrían cambiar el rumbo.

La identificación de Aaron Kosminski como Jack el Destripador ofrece una posible resolución a un enigma que ha obsesionado al mundo durante más de un siglo. Sin embargo, las dudas sobre la fiabilidad del chal y las limitaciones del ADN mitocondrial mantienen viva la controversia. ¿Es Kosminski el monstruo detrás de los asesinatos de Whitechapel, o es esta otra pieza en un rompecabezas que nunca se completará? La respuesta podría depender de si los tribunales aceptan las pruebas y deciden reabrir el caso.

Mientras tanto, el nombre de Jack el Destripador sigue evocando un escalofrío, un recordatorio de un tiempo en que el terror acechaba en las sombras. La búsqueda de la verdad no solo busca cerrar un capítulo histórico, sino también honrar a las víctimas cuyos nombres han sido eclipsados por la infamia de su asesino. Con cada nuevo descubrimiento, nos acercamos un paso más a desentrañar el misterio, pero la pregunta persiste: ¿estamos listos para aceptar la verdad, por inquietante que sea?

Related Posts

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

© 2023 Luxury Blog - Theme by WPEnjoy