Draymond Green LÁSTIMA OTRA VEZ: El vestuario de los Warriors hierve por las nuevas reglas de la NBA

El ambiente en el vestuario de los Golden State Warriors está al rojo vivo, y el nombre que vuelve a estar en el centro de la tormenta es, una vez más, Draymond Green. A medida que la NBA aplica su nueva normativa enfocada en la conducta antideportiva y la acumulación de faltas técnicas, el ala-pívot veterano se encuentra en una situación cada vez más complicada. Esta vez, no se trata solo de una suspensión o una multa: hay una fractura interna que ya no se puede maquillar.

Desde el arranque de la temporada 2025, la liga ha endurecido las sanciones contra reincidentes por conducta antideportiva, limitando el margen de error para jugadores temperamentales como Green. El sistema actualizado no solo penaliza las faltas técnicas tradicionales, sino que ahora contempla sanciones adicionales por “actitudes reiteradas que alteran la armonía del juego”. En otras palabras: la NBA ha escrito un manual casi personalizado contra jugadores como él.

Y aunque en otras épocas los Warriors cerraban filas para proteger a su pilar defensivo, esta vez la narrativa ha cambiado. Según fuentes cercanas al equipo, varios jugadores —entre ellos jóvenes como Jonathan Kuminga y Moses Moody— han comenzado a expresar su frustración con el impacto negativo que tiene Green en la química grupal y en los resultados. “No podemos seguir pagando por sus impulsos,” comentó off the record un miembro del staff técnico.

La tensión llegó a su punto máximo tras el partido contra los Clippers el pasado jueves, donde Green fue expulsado por discutir con el árbitro después de una falta ofensiva. El problema no fue solo la expulsión, sino la reacción en cadena que provocó: Steph Curry fue captado visiblemente molesto, rehusando acercarse a Green durante el descanso, mientras que Klay Thompson no ocultó su decepción ante los medios. “Tenemos que ser más inteligentes. Esto ya no es 2016,” soltó el escolta, con una mezcla de resignación y enfado.

Pero lo que más ha sorprendido en el entorno de la liga es la respuesta de Steve Kerr. El entrenador, históricamente uno de los mayores defensores de Green, fue mucho más comedido en su rueda de prensa posterior: “Amamos a Draymond, pero tenemos que adaptarnos a cómo se juega ahora. No podemos seguir tropezando con la misma piedra.”

El problema es estructural. Draymond Green representa una era dorada de los Warriors, una época en la que su intensidad era combustible para la gloria. Pero esa versión del baloncesto está siendo archivada por la nueva NBA: una liga donde la estabilidad emocional, la diplomacia en la cancha y la inteligencia táctica están desplazando a la agresividad. En este nuevo orden, el estilo de Green no solo es incómodo: es peligroso para su propio equipo.

Algunos analistas ya especulan con que la franquicia podría buscar opciones para moverlo en el mercado antes del cierre de traspasos. Aunque su contrato todavía tiene peso, el desgaste interno y el cambio de paradigma podrían inclinar la balanza hacia una salida. El problema: ¿qué equipo está dispuesto a asumir el riesgo?

Mientras tanto, los Warriors luchan por mantenerse a flote en el competitivo Oeste, con un vestuario que ya no habla con una sola voz. Green, por su parte, no ha dado declaraciones desde el incidente, alimentando aún más las especulaciones sobre su futuro inmediato.

Lo que está claro es que el tiempo no perdona ni a las leyendas. Y en la NBA de hoy, ni siquiera Draymond Green es intocable.