La final del Abierto de Washington no solo fue una plataforma para una emocionante acción tenística, sino también el escenario de un dramático y polémico incidente que ha generado indignación. Tras sufrir una derrota en la final, los comentarios de Anna Kalinskaya sobre su oponente, Leylah Fernández, tras el partido, provocaron una reacción violenta y obligaron a la Federación Internacional de Tenis (ITF) a intervenir.
Los comentarios de Kalinskaya, considerados ampliamente como racialmente insensibles, causaron revuelo cuando se refirió a Fernández como “una persona de color” y afirmó que no merecía ganar el título. Esta declaración incendiaria provocó la indignación inmediata de los aficionados, que expresaron su consternación en redes sociales. La ITF actuó rápidamente, multando a Kalinskaya con la asombrosa suma de 2 millones de dólares por su conducta antideportiva.
A pesar de la controversia, fue la respuesta de Leylah Fernández la que dejó una huella imborrable. Los aficionados quedaron maravillados por su serena y digna reacción ante el insulto. En una breve pero contundente réplica, Fernández simplemente dijo: «Me lo merezca o no, gané y di lo mejor de mí en la cancha. Si me lo merezco, los aficionados lo entienden».
Su tranquila respuesta contrastaba marcadamente con las críticas hostiles que había recibido y resaltaba su madurez y aplomo bajo presión. Las palabras de Fernández fueron un claro mensaje de que su desempeño en la cancha hablaba por sí solo, y que las opiniones de los demás, especialmente las de aquellos motivados por el odio, no quebrantarían su confianza ni su determinación.
La controversia cobró fuerza rápidamente en redes sociales, con la afición apoyando a Fernández y condenando los comentarios de Kalinskaya. En un deporte que se enorgullece del juego limpio y el respeto, tales comentarios se consideraron no solo inapropiados, sino también perjudiciales para la integridad del juego.
Este incidente ha puesto de relieve la importancia de mantener el respeto y la dignidad en el deporte, recordando a todos que el tenis, como cualquier deporte, debe ser una plataforma de unidad e inspiración, no de división. Las acciones de Kalinskaya han sentado un precedente sobre la importancia de la rendición de cuentas y las consecuencias en el mundo del deporte profesional.
A medida que el polvo se asienta en el Abierto de Washington, es Leylah Fernández quien sigue siendo la verdadera campeona a los ojos de muchos, no solo por su victoria en la cancha sino también por la gracia y la fortaleza que demostró frente a la adversidad.