La emblemática empresa estadounidense de vehículos eléctricos, Tesla, acaba de experimentar uno de los peores reveses financieros de su historia. En cuestión de días, la compañía liderada por Elon Musk ha visto cómo su capitalización bursátil se desplomaba en 380.000 millones de dólares, provocando una gran conmoción en los mercados globales y marcando el mayor colapso bursátil registrado en 2025 hasta la fecha.

Una caída brusca e inesperada
Todo comenzó con la publicación de los resultados del primer semestre, que estuvieron por debajo de las expectativas de los analistas de Wall Street. A pesar de un aumento en las ventas en ciertos segmentos, los márgenes de beneficio se redujeron drásticamente debido a la agresiva bajada de precios en modelos clave como el Model Y y el Model 3, además de una desaceleración en las entregas en China y Europa.
La reacción fue inmediata: las acciones de Tesla perdieron más del 25 % de su valor en solo 72 horas, borrando cientos de miles de millones en valor de mercado. Los inversores institucionales, alarmados por los signos de debilidad, comenzaron a vender sus participaciones en masa.
Múltiples causas detrás de la crisis
El colapso de Tesla se explica por una combinación de factores económicos, tecnológicos y estratégicos:
Competencia creciente: Tesla enfrenta una fuerte presión de los fabricantes chinos como BYD, Nio y Xiaomi, que ofrecen vehículos eléctricos más económicos y competitivos.
Problemas de producción: Retrasos en la Gigafactory de México afectaron la producción de nuevos modelos, incluido el esperado “Robotaxi”.
Fatiga del mercado de EV: El mercado de vehículos eléctricos comienza a mostrar signos de saturación, especialmente en Estados Unidos, donde los incentivos fiscales están desapareciendo.
Comunicación errática de Elon Musk: Varias publicaciones controvertidas en X (antes Twitter) por parte de Musk reavivaron la incertidumbre sobre la dirección de Tesla, lo que alejó a inversores clave.
Impacto global y reacciones
Este colapso no solo afectó a Tesla. Índices principales como el Nasdaq y el S&P 500 también cayeron debido al peso de Tesla en estos mercados. Se retiraron miles de millones de dólares de fondos indexados. Los analistas ya hablan del “Tesla Shock”, en referencia al caso de Meta (Facebook) en 2022.
Expertos financieros llaman a la cautela y advierten de un posible efecto dominó en otras grandes tecnológicas. “Es una señal de advertencia para todo el sector tecnológico. El mercado ya no tolera el crecimiento sin rentabilidad”, señala Clara Domínguez, analista de BNP Paribas.
¿Y ahora qué?
A pesar de la crisis, Tesla sigue teniendo una posición dominante en la industria de los vehículos eléctricos. Su cartera de pedidos sigue llena y la empresa continúa invirtiendo en investigación de baterías de estado sólido e inteligencia artificial.
Sin embargo, para recuperar la confianza del mercado, serán necesarios cambios estratégicos importantes. Ya circulan rumores de presiones internas para separar las divisiones de IA y automoción, e incluso de un posible cambio en la cúpula directiva.
¿Una crisis pasajera o el inicio de un giro?
La historia de Tesla está llena de crisis seguidas de recuperaciones espectaculares. Pero esta vez, el contexto macroeconómico – altos tipos de interés, inflación persistente y competencia global – hace que la recuperación sea más difícil.
Los próximos trimestres serán clave. Tesla deberá demostrar que su modelo puede resistir la presión del mercado sin renunciar a la innovación. Por ahora, este colapso histórico queda como uno de los eventos financieros más impactantes de 2025, y una lección para las empresas con valoraciones infladas por promesas tecnológicas.