El mundo de la Fórmula 1 está sumido en una gran polémica mientras pilotos y equipos expresan su creciente frustración y enfado hacia el presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, luego de una serie de decisiones altamente controvertidas que han desatado el caos en el paddock. Lo que comenzó como murmullos de descontento ha estallado en una crisis abierta que amenaza con afectar la credibilidad del deporte.

Decisiones polémicas desatan la indignación
El punto de quiebre ocurrió tras el último Gran Premio, en el que la FIA tomó varias decisiones cuestionables relacionadas con los límites de pista, la aplicación inconsistente de sanciones y una gestión de carrera dudosa. Pilotos y jefes de equipo quedaron desconcertados por lo que muchos describen como fallos arbitrarios que influyeron significativamente en el resultado de la carrera.
Una de las sanciones más criticadas fue la penalización de tiempo a un piloto que lideraba, por supuestamente exceder los límites de pista, una decisión que, según analistas y aficionados, carecía de evidencia clara. Lo más alarmante fue que otros pilotos no fueron sancionados por infracciones similares durante la misma carrera.
Los pilotos alzan la voz
Varios pilotos de alto perfil han roto su silencio para expresar su decepción con el liderazgo de la FIA. Un piloto veterano, que habló bajo condición de anonimato, dijo:
“Parece que las reglas cambian de un fin de semana a otro. Todos queremos una competición justa, pero esta inconsistencia está destruyendo la confianza entre la FIA y nosotros.”
George Russell, de Mercedes, declaró tras la carrera:
“Lo que pedimos los pilotos es transparencia y coherencia. Cuando las decisiones llegan tarde o sin explicación, se desvirtúa todo nuestro trabajo en pista.”
Los equipos también protestan
No solo los pilotos están indignados. Directivos de varios equipos también han criticado abiertamente el manejo de la FIA en las últimas carreras. Zak Brown, CEO de McLaren, fue especialmente contundente:
“La FIA debe reflexionar seriamente sobre cómo se están tomando las decisiones. Los equipos invierten millones y los pilotos arriesgan su vida. Necesitamos claridad, no caos.”
Por su parte, Frédéric Vasseur, jefe del equipo Ferrari, coincidió en que la comunicación entre la FIA y los equipos se ha deteriorado gravemente bajo la presidencia de Ben Sulayem.
Tensiones que resurgen
No es la primera vez que Mohammed Ben Sulayem enfrenta críticas desde que asumió el liderazgo de la FIA en 2021. Desde propuestas polémicas de cambio de reglamento hasta enfrentamientos sobre las normas de conducta de los pilotos, su gestión ha estado marcada por la controversia.
Las tensiones alcanzaron su punto máximo en 2023 tras decisiones arbitrarias de los comisarios y la falta de rendición de cuentas. A pesar de las promesas de reformas internas, muchos dentro del deporte creen que no se han visto cambios reales.
Un llamado urgente al cambio
La presión sobre la FIA va en aumento. Algunos sugieren que los equipos están preparando una petición formal para revisar el modelo de gobernanza del organismo, incluyendo la exigencia de comisarios más independientes y una aplicación transparente del reglamento.
Los aficionados también han mostrado su enfado en redes sociales con hashtags como #FIAFuera y #ReformaF1, y ya circulan peticiones que suman miles de firmas.
¿Qué pasará ahora?
Con la credibilidad en juego, la FIA enfrenta un momento decisivo. ¿Responderá Ben Sulayem con reformas reales o se ampliará aún más la brecha con los actores del deporte?
Una cosa está clara: si la Fórmula 1 quiere seguir siendo la cima del automovilismo, deberá restaurar la confianza, la transparencia y la coherencia… y el tiempo apremia.