“Canelo en tierra extraña”: los riesgos ocultos del combate en Arabia Saudita que podrían poner en jaque al ídolo mexicano

Ciudad de México – Saúl “Canelo” Álvarez está a punto de iniciar su temporada 2025 con un combate que ha generado más preguntas que certezas. El próximo 3 de mayo, el campeón indiscutido de las 168 libras se enfrentará al invicto cubano Williams Scull en un escenario tan lujoso como enigmático: Arabia Saudita.
Aunque el tapatío parte como claro favorito en las apuestas, una figura legendaria del boxeo mexicano ha encendido las alarmas. Juan Manuel Márquez, ex campeón mundial y voz respetada entre los puristas del ring, lanzó una advertencia que ha comenzado a resonar entre fanáticos y expertos: el verdadero rival de Canelo podría no ser Scull, sino el entorno mismo.
“El rival más difícil es el horario”, sentenció Márquez en una entrevista con Probox TV, refiriéndose al drástico cambio de huso horario que implicará pelear en Medio Oriente. Para un boxeador de élite, acostumbrado a rutinas milimétricas, la mínima alteración puede desencadenar un efecto dominó en la preparación física, el enfoque mental y la recuperación.
Un clima abrasador y una atmósfera de presión global
Además del desfase horario, Márquez puso sobre la mesa otro factor clave: el clima extremo. Arabia Saudita, con su calor sofocante y su sequedad ambiental, representa un entorno radicalmente distinto al que Canelo ha enfrentado en sus combates previos en Las Vegas, Texas o México.
“Tienen que adaptarse al clima, al horario, a muchas cosas que no son parte de tu día a día”, dijo Márquez, quien ha sido crítico en el pasado sobre decisiones logísticas que priorizan el negocio sobre el rendimiento deportivo.
Y es que el combate en Arabia Saudita no solo es una pelea. Es el resultado de un ambicioso acuerdo millonario con Turki Alalshikh, el poderoso empresario saudí que ha convertido al reino en una meca del boxeo internacional, atrayendo figuras como Tyson Fury, Oleksandr Usyk y Anthony Joshua.
La firma de este contrato por parte de Canelo marca una nueva etapa en su carrera: la del boxeador global, que ya no solo pelea para México, sino para una audiencia planetaria, con compromisos que trascienden lo deportivo y se adentran en lo geopolítico, lo económico y lo simbólico.
¿Y después de Arabia? Dos nombres en el horizonte: Crawford y Benavidez
Mientras el combate contra Williams Scull capta la atención inmediata, la gran incógnita sigue siendo qué pasará después. Aunque no hay confirmación oficial, se ha especulado que el 14 de septiembre Canelo podría enfrentarse a Terrence Crawford, actual rey libra por libra y campeón indiscutido en peso wélter.
Ese combate sería histórico, no solo por el nivel técnico, sino porque enfrentaría a dos titanes con estilos opuestos: la agresividad calculada de Canelo contra la fluidez estratégica de Crawford.
Pero en las sombras, otro nombre sigue presionando con fuerza: David Benavidez. El “Monstruo Bandera Roja” ha insistido en obtener su oportunidad, respaldado por actuaciones demoledoras y una base de fanáticos que clama por una pelea entre mexicanos de poder a poder.
A pesar de su insistencia, las negociaciones con Benavidez no han prosperado. La narrativa oficial gira en torno al “momento adecuado”, pero muchos sospechan que el riesgo que representa Benavidez ha sido un factor clave para mantenerlo a raya.
Un legado en juego… y una noche decisiva
A sus 34 años, con un récord impresionante de 62 victorias, 2 empates y solo 2 derrotas, Canelo sigue firme como el rostro del boxeo mundial. Pero esta nueva aventura en Medio Oriente es más que un simple combate: es una prueba de fuego en un territorio hostil, lejos de los aplausos familiares, bajo el peso de contratos multimillonarios y miradas que esperan que falle.
El combate contra Williams Scull, un cubano invicto y disciplinado, representa un desafío físico. Pero el verdadero combate, como bien dijo Márquez, podría estar en el reloj biológico, en el jet lag, en el calor abrasador, en el ruido mediático y en el silencio de un vestidor lejano.
Si Canelo logra superar esas barreras invisibles, no solo se reafirmará como campeón, sino como un guerrero universal. Pero si tropieza, esta pelea será recordada no por el rival que tuvo enfrente, sino por las circunstancias que lo rodearon.