El Gran Premio de Miami ha vuelto a dejar huella. En apenas unas ediciones, esta carrera se ha convertido en uno de los eventos más impredecibles y emocionantes del calendario de la Fórmula 1. Pero lo que sucedió este año ha desatado un auténtico terremoto dentro del paddock, especialmente en Ferrari. Lewis Hamilton, la leyenda británica, no pudo contener su furia tras un polémico episodio en pista que ha encendido todas las alarmas en Maranello.

Un podio inesperado y una batalla al límite

Miami volvió a demostrar que no necesitas salir desde la primera fila para soñar con la victoria. Oscar Piastri fue el gran protagonista del día, aprovechando el feroz duelo entre su compañero Lando Norris y el siempre agresivo Max Verstappen en la curva dos. Mientras el joven talento australiano se hacía con la delantera, el caos comenzaba a gestarse más atrás… y Ferrari fue, una vez más, protagonista por las razones equivocadas.

Ferrari, dos coches… y ninguna estrategia clara

Desde el inicio, la Scuderia optó por dividir sus estrategias: un coche con neumáticos duros y otro con medios. La idea era cubrir distintas posibilidades y adaptarse al desarrollo de la carrera. Sin embargo, esta táctica terminó en confusión y, finalmente, en un encontronazo entre sus propios pilotos que dejó a todos con el ceño fruncido.

Lewis Hamilton, que este año ha estado bajo una lupa por su transición a Ferrari en 2025, terminó en medio del lío, visiblemente molesto con las decisiones tomadas desde el muro. El siete veces campeón no se mordió la lengua en sus declaraciones posteriores, lanzando dardos directos a la gestión del equipo italiano.

Hamilton explota: “Esto no es lo que me prometieron”

Al bajarse del coche, Hamilton fue tajante: “No entiendo qué estamos haciendo. Teníamos ritmo, teníamos potencial, pero la comunicación fue inexistente. No es lo que me prometieron”. Sus palabras no tardaron en viralizarse en redes, donde los fanáticos de Ferrari y del británico comenzaron a preguntarse si la alianza de 2025 podría estar en riesgo antes de comenzar.

Algunos analistas apuntan a que el equipo no supo priorizar a ninguno de sus pilotos ni leer correctamente la carrera. “Poner a ambos coches en diferentes estrategias puede ser válido, pero si no hay una directriz clara en el momento clave, el resultado es el caos”, señaló un expiloto en declaraciones a Sky Sports.

¿Tenía razón Hamilton en enfadarse?

Muchos se preguntan si la reacción de Hamilton fue exagerada. Pero al revisar el desarrollo de la carrera, parece evidente que hubo falta de liderazgo desde el pit wall. En el momento decisivo, cuando los dos Ferrari se encontraron en pista, ninguno cedió espacio, y la tensión fue palpable. Aunque no llegaron al contacto, se perdió un tiempo valiosísimo que les costó posiciones frente a los McLaren y Mercedes.

Además, el malentendido entre ambos pilotos provocó que Hamilton terminara por detrás de Charles Leclerc, pese a haber tenido mejor ritmo durante buena parte de la prueba. Una situación que sin duda alimentó su frustración.

¿Crisis en Ferrari antes de tiempo?

Este incidente llega en un momento crucial para la escudería italiana. Con la incorporación de Hamilton prevista para 2025, el equipo necesita mostrar señales de estabilidad y evolución. Sin embargo, situaciones como la de Miami siembran dudas sobre su capacidad para gestionar a dos pilotos fuertes y con hambre de victoria.

Los rumores dentro del paddock ya apuntan a posibles tensiones internas, y aunque desde Ferrari intentaron minimizar el asunto ante la prensa, la realidad es que la imagen dejada en Miami fue preocupante.

Lo que viene: ¿reacción o colapso?

La temporada aún es larga, y Ferrari tiene tiempo para redimirse. Pero será clave que aprendan de errores como el de Miami si quieren competir de tú a tú con Red Bull y McLaren. Hamilton, por su parte, ha mandado un mensaje claro: no está dispuesto a tolerar desorganización. Su ambición por sumar un octavo título mundial sigue intacta, y no quiere perder tiempo en equipos que no estén listos para ganar.

Miami nos ha regalado otra carrera memorable, pero también ha abierto una grieta que podría crecer si no se toman medidas. ¿Será este el comienzo de una fractura interna en Ferrari, o simplemente un tropiezo en el camino hacia la gloria?