El paddock de la Fórmula 1 se encuentra en estado de conmoción. La reciente descalificación de dos titanes del automovilismo, Lewis Hamilton (Mercedes) y Charles Leclerc (Ferrari), tras el Gran Premio, ha desatado una tormenta mediática. Pero lo que realmente ha encendido el fuego es la respuesta demoledora de Ferrari, que no solo defiende a su piloto estrella, sino que acusa duramente a la FIA y expone supuestas irregularidades que podrían sacudir la base del deporte.

¿Qué pasó exactamente?
Tras finalizar el Gran Premio en el podio, tanto Hamilton como Leclerc fueron sometidos a inspección técnica. El resultado fue impactante: ambos monoplazas no cumplían con las medidas mínimas del desgaste del fondo plano, lo que violaba el reglamento técnico. En consecuencia, ambos fueron descalificados, eliminando sus puntos y provocando un cambio radical en la clasificación del campeonato.
Pero mientras Mercedes aceptó la decisión con reservas y cierta resignación, Ferrari optó por una línea mucho más combativa.
El comunicado de Ferrari: directo, agresivo y sin filtros
Pocas horas después de la decisión oficial, Ferrari publicó un comunicado explosivo:
“Nos sentimos profundamente decepcionados por el criterio inconsistente aplicado en las verificaciones técnicas. Solo cuatro autos fueron examinados, y dos de ellos descalificados. ¿Qué garantías tiene el resto de la parrilla? Si se hubieran inspeccionado los 20 autos, ¿cuántos más habrían caído? Exigimos transparencia.”
Pero eso no fue todo. En una declaración posterior ante la prensa, el director de equipo Frédéric Vasseur fue aún más contundente:
“No se trata solo de Leclerc. Esto va más allá de Ferrari. Estamos hablando de la credibilidad de todo el campeonato. La FIA debe rendir cuentas. No podemos permitir que decisiones aleatorias arruinen el trabajo de todo un equipo y el espectáculo que merece la afición.”
Teorías, presión política y sospechas en el paddock
La respuesta de Ferrari no tardó en provocar reacciones en cadena. Varios equipos de media tabla, que se beneficiaron indirectamente por las descalificaciones, se mantienen en silencio. Pero dentro del paddock, las teorías de favoritismo, presión política y falta de consistencia técnica están más vivas que nunca.
¿Fue esta descalificación un castigo ejemplar o simplemente un acto de arbitrariedad? ¿Se está usando a Ferrari y Mercedes como “chivos expiatorios” para dar una apariencia de control?
Incluso ex pilotos y analistas como Nico Rosberg y Felipe Massa han opinado al respecto:
“Si solo controlas a cuatro autos, el 20% de la parrilla, y descalificas a dos, tienes un problema más grande de lo que imaginas”, dijo Rosberg en Sky Sports.
¿Y ahora qué?
Ferrari ha confirmado que evalúa una apelación formal, aunque los plazos son cortos y las probabilidades de revertir la decisión son bajas. Sin embargo, lo que está claro es que este episodio ha abierto una caja de Pandora en la F1.
Los fanáticos están divididos. En redes sociales, algunos celebran la “mano dura” de la FIA, mientras otros exigen una revisión completa del proceso técnico para evitar injusticias futuras.
Conclusión: una grieta peligrosa en la F1 moderna
Lo que comenzó como una simple inspección técnica se ha convertido en un escándalo que amenaza la integridad del campeonato. Ferrari ha encendido una mecha que no será fácil de apagar. Y mientras la FIA guarda silencio, el mundo entero observa con atención qué ocurrirá en las próximas carreras.
Una cosa es segura: el Gran Circo está más encendido que nunca.