En un descubrimiento tan macabro como fascinante, arqueólogos franceses han desenterrado la tumba de una pareja del siglo XVII en Rennes, Francia, que fue enterrada de una manera inusual y escalofriante: cada uno sostenía el corazón embalsamado del otro. Este hallazgo, que ha capturado la atención de historiadores y del público por igual, revela una historia de amor, tragedia y prácticas funerarias perturbadoras que han dejado a los expertos desconcertados y horrorizados.

La tumba, encontrada durante excavaciones en el terreno de un antiguo convento, pertenece a Louise de Quengo, una noble francesa, y su esposo, Toussaint Perrien, un caballero de la región de Bretaña. Los registros históricos indican que Louise murió en 1656 a la edad de 65 años, apenas siete meses después de la muerte de su esposo. Lo que hace que este entierro sea tan extraordinario es el estado de conservación de los restos y los corazones, que fueron cuidadosamente embalsamados y colocados en urnas de plomo con forma de corazón. Louise fue enterrada con la urna que contenía el corazón de Toussaint en sus manos, mientras que Toussaint, cuyo cuerpo fue exhumado previamente, tenía una urna similar con el corazón de Louise.
La historia detrás de este ritual funerario es tan inquietante como los hallazgos mismos. Según los documentos de la época y las cartas encontradas en archivos locales, Louise y Toussaint compartían un amor profundo, pero su vida estuvo marcada por la tragedia y la obsesión. Toussaint, un hombre conocido por su devoción religiosa extrema, había jurado que nunca se separaría de su esposa, ni siquiera en la muerte. Tras su fallecimiento debido a una fiebre, Louise, devastada por el dolor, ordenó que su corazón fuera extraído y preservado para ser enterrado con ella cuando llegara su hora. Pero lo que parecía un gesto de amor eterno tomó un giro oscuro: algunos relatos sugieren que Louise, en su duelo, recurrió a prácticas ocultas, buscando rituales que aseguraran que sus almas permanecerían unidas más allá de la tumba.

Los arqueólogos, liderados por la Dra. Rozenn Colleter del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas Preventivas (INRAP), han descrito el hallazgo como “único en la historia de la arqueología francesa”. El cuerpo de Louise estaba sorprendentemente bien conservado, vestido con un hábito de monja, lo que indica que podría haber ingresado a un convento tras la muerte de su esposo. Los corazones, envueltos en tela y sellados en las urnas de plomo, mostraban signos de un embalsamamiento avanzado para la época, con hierbas y resinas utilizadas para evitar la descomposición. “Es un testimonio del amor, pero también de una mentalidad que hoy nos resulta perturbadora”, señaló Colleter.
La práctica de extraer y preservar corazones no era completamente inusual entre la nobleza europea de la época, pero el intercambio mutuo de corazones entre esposos es algo que los historiadores nunca habían visto antes. Algunos expertos creen que esta ceremonia podría estar vinculada a creencias místicas sobre la unión eterna, mientras que otros sugieren que Louise, consumida por el dolor y la culpa, podría haber temido que su esposo no descansara en paz sin su corazón.
El descubrimiento ha generado un debate entre los historiadores sobre las motivaciones de la pareja y el contexto cultural de la Francia del siglo XVII. Para el público, sin embargo, la historia ha capturado la imaginación, evocando tanto asombro como horror. En las redes sociales, los usuarios han compartido reacciones que van desde la fascinación por el romanticismo gótico hasta el escalofrío por lo macabro del ritual. Una cosa es segura: la tumba de Louise y Toussaint, unidos incluso en la muerte por los corazones del otro, cuenta una historia de amor que es tan aterradora como inolvidable, un eco de un pasado donde la línea entre la devoción y la obsesión era peligrosamente delgada.