Chicago Sky atraviesa un momento turbulento justo en el inicio de la temporada 2025 de la WNBA, y el nombre de Angel Reese ha vuelto a encender las redes sociales y los pasillos de la liga. La jugadora, una de las más mediáticas y prometedoras de su generación, ha sido desplazada de su rol habitual en el equipo, en una decisión que tomó por sorpresa no solo a la propia Reese, sino también a gran parte del vestuario. Esta “reestructuración” —palabra utilizada por los directivos del equipo— ha generado tensiones internas que ahora amenazan con desestabilizar el proyecto deportivo del Sky.

Según fuentes cercanas al equipo, Reese fue informada en la mañana del martes de que no sería parte de la rotación titular en los próximos encuentros. Esta decisión llegó sin previo aviso, y sin una explicación táctica clara por parte del cuerpo técnico. La reacción de Reese no se hizo esperar: visiblemente molesta, abandonó la práctica del equipo de manera abrupta, según reportes internos, lo que intensificó el rumor de un posible conflicto con la entrenadora Teresa Weatherspoon.

Lo que muchos interpretaron como una simple decisión deportiva, rápidamente escaló a algo más profundo. Algunas jugadoras veteranas —protegidas por el anonimato— señalaron que la manera en que se comunicó la decisión fue “desconsiderada” y “poco profesional”, lo cual ha generado división en el vestuario. “No se trata solo de cambiar roles en la cancha, sino de cómo se trata a una figura clave del equipo”, expresó una fuente interna.

Angel Reese, quien fue seleccionada en el draft de 2024 como una de las joyas del nuevo ciclo de Sky, venía de mostrar un rendimiento sólido en pretemporada. Su presencia en la pintura y su capacidad de liderazgo la posicionaban como una pieza central en el esquema del equipo. Además, su influencia mediática y su conexión con una nueva generación de fanáticos la convertían en un rostro imprescindible para la marca Chicago Sky. Por eso, su repentino cambio de estatus ha generado desconcierto incluso entre patrocinadores y medios.

Algunos analistas han especulado con que la decisión podría estar relacionada con presiones internas por parte de ciertos sectores del staff, que consideran que el equipo debe “madurar su identidad” más allá de las figuras públicas. Otros, en cambio, apuntan a una posible represalia por actitudes fuera de la cancha, sugiriendo que la franquicia quiere enviar un mensaje claro sobre el comportamiento y la disciplina.
Sea cual sea la motivación detrás de la “reestructuración”, el impacto ya se siente. En las últimas 48 horas, el perfil oficial del equipo en redes sociales se ha visto inundado de comentarios de apoyo a Reese, así como de críticas a la directiva. El hashtag #FreeReese se convirtió en tendencia en X (antes Twitter), con fanáticos exigiendo explicaciones transparentes sobre el cambio de rol.
Hasta el momento, ni la jugadora ni su equipo de representación han emitido declaraciones oficiales. Sin embargo, fuentes cercanas aseguran que Reese se encuentra “profundamente decepcionada” y “reevaluando su compromiso a largo plazo con la organización”. Algunos incluso no descartan que se solicite un traspaso si la situación no mejora en las próximas semanas.
La situación ha reabierto un viejo debate dentro de la WNBA sobre el manejo del talento joven y el poder de las franquicias frente a las jugadoras que se convierten en figuras mediáticas. En este caso, Angel Reese, con apenas 22 años, se encuentra en el ojo del huracán de una tormenta que parece estar lejos de amainar. Lo que comenzó como una simple “reestructuración táctica” se ha transformado en un terremoto que podría tener repercusiones a nivel liga.
Por ahora, el futuro de Angel Reese en Chicago Sky está en el aire. Y si algo está claro, es que la forma en que la organización maneje este conflicto determinará no solo el destino de una estrella naciente, sino también la credibilidad del equipo frente a sus seguidores y a la liga.